sábado, 4 de julio de 2009

De paso por el norte de Tailandia

Visitar el norte de Tailandia es de alguna manera devolver el reloj y visitar esas aldeas de minorías étnicas que se quedaron congeladas en brumas y en el tiempo. Es darse un respiro de aire fresco y vegetación abundante, es subir por carreteras tortuosamente serpenteantes hacia las montañas, es empaparse de la tranquilidad de su ambiente, de sus habitantes.

Ésta vez no estuve con Alma, sino que nuevamente le toco el turno a una motocicleta anónima de 110cc, pero que se portó muy bién atravesando ríos, montañas, y carreteras destapadas, adentrándome más en la selva.

Cerca de las fronteras con Laos y Burma (o Myanmar), una región alejada del mundo moderno se podría describir (como alguien me diría alguna vez) un pedazo de cielo al que le hacen falta los ángeles.

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