sábado, 11 de julio de 2009

Varanasi

Un sol de oro que majestuoso y perezoso se hace visible detrás del brumoso horizonte. Saddhus (o místicos) con escasas ropas que entonan himnos que te hacen chiquito el corazón mientras hacen sus abluciones ceremoniales. Un par de vacas lentas que rebuscan entre la basura algo que comer, al mismo tiempo que ensucian las calles estrechas y empedradas a su paso. El tañido al unísono de decenas de campanas por toda la ciudad. Un fuerte olor a incienso que te agarra y se te pega a la piel húmeda por tu propia transpiración. Las decenas de barcas que se deslizan en silencio como fantasmas en las aguas lentas y brumosas del río. Varias fogatas que sirven como último vehículo de los muertos, convirtiendo la carne de sus cuerpos en cenizas que irán a parar a las aguas a unos pocos metros de distancia, donde los niños e intocables buscan entre los despojos algún anillo, alguna joya, o si están de suerte, algún diente de oro de las cenizas de un mercader rico. Los sonidos de las sitaras y tambores que se escapan de alguna ventana y que construyen juntos las armonías de la música clásica India. Las mujeres de la casta de lavadores de ropa, que golpean en el agua del río rítmica y forzudamente los saris y las prendas de vestir para sacarles la suciedad. Los desagües que escupen aguas negras en el mismo río. Los cientos, miles de devotos que juntan las palmas cuando el sol los toca por primera vez en el día y elevan sus plegarias a Ram, a dios.

Todo esto tiene en común a la arteria principal de la espiritualidad y cosmogonía Hinduísta, el Ganga, el mítico Río Ganges que tantos sueños ha inspirado en todo el mundo. En Varanasi, la ciudad más sagrada del hinduísmo, la devoción de los miles de creyentes se siente pesada en el ambiente. Varanasi, una de las ciudades más antiguas del mundo. Varanasi, la mítica, la mundana. Donde algún Saddhu te cuenta el secreto de la felicidad, y el otro te trata de vender su reloj, "cheap, my friend". Donde siempre en algún lugar hay un muerto quemándose a la orilla del río, y también hay un tipo tratando de estafarte y hacerte desprender de algunos (cientos!?) de dólares. Donde hay gente que solo habla con verdad, y otra que no la conoce.

Varanasi, Benarés. No es un lugar para entender, sino para sentir. Y solo se siente, estando acá.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas tardes:

He seguido tu Blog desde hace unos meses y dejame decirte que eres, en buen plan, uno de mis idolos personales.

Budista de fe y Mexicano de nacimiento, soy un mochilero en pañales (Espero irme el proximo año de viaje por todo el mundo, como 12 meses segun yo... me falta aun juntar dinero pero, aunque sea con poco, espero lograr mi sueño)y es gracias a gente como tu que comparte sus experiencias con este pobre tonto de 22 años que siento aun mas facinante, si cabe, ese viaje.

Mil gracias por tus consejos y anecdotas; espero que Alma y tu recorran aun mas kilometros y se enfreten a un sin numero de retos, aventuras y demas...

Nuevamenbte gracias por todo y sigue asi ¡!

XA