domingo, 10 de diciembre de 2006

De Aguas Calientes a Machu Picchu

Apenas estaba saliendo el sol, y nos teníamos que encontrar todos en la plaza principal de Aguas Calientes. De la noche anterior, tenía el opaco recuerdo de Aguas Calientes como un laberinto de calles estrechas, siempre enmarcadas por el rugido de un río. Pues bién, ya con la luz del sol la perspectiva cambió totalmente. Quiero decir, Aguas Calientes seguía siendo el mismo laberinto de calles estrechas, pero estaba totalmente enmarcado por unos gigantescos y espectaculares peñascos rocosos que parecían imposibles de escalar. Y al lado un orgulloso y fuerte río, el Urubamba, pasaba alrededor como ha pasado desde hace siglos.

Que buena antesala para subir al Machu Picchu! Sin perder más tiempo, salí a comprar los tiquetes de entrada de la ciudadela, y también de los buses que hacen el ascenso. Y luego de hacer una pequeña fila para montar en el bus (eran algo así como las 6.30am) comenzamos el recorrido en zig zag que nos subiría a la cima de la montaña del Machu Picchu. Resulta que ésta zigzageante carretera, es llamada Hiram Bingham. Ah! Igual que el tren de lujo que llevaba a la creme de la creme desde Cusco a Aguas Calientes en primerísima clase! Claro, Hiram Bingham, es el tren de ultra lujo que lleva a los turistas por unos casi quinientos dólares per capita. Pero aparte de eso, Hiram Bingham fue el orgulloso y brillante descubridor norteamericano del Machu Picchu! Un momento... si nos alejamos de las enciclopedias famosas, y escuchamos mejor la historia de las crónicas orales de los locales, aprendemos que Hiram Bingham ni siquiera sabía la existencia de Machu Picchu.

De hecho, el mientras buscaba ruinas recientes del imperio Inca, escuchó decir a unos nativos de la zona que habían unas ruinas maravilosas perdidas en lo alto de unas montañas, devoradas por la selva y el olvido. Y don Hiram Bingham, ni corto ni perezoso, llamó a un hacendado local llamado Melchor Arteaga, y juntos fueron a buscar la ciudad secreta. Luego de unos días de búsqueda, encontraron las viviendas de unas familias de indígenas, de apellidos Recharte y Álvarez, donde se hospedaron y comieron un poco. Ellos, les informaron que a la vuelta de la esquina, habían ruinas, terrazas y muros. Les contaron a los exploradores, que ellos estaban usando algunas de esas terrazas para la agricultura, y el agua que bebían salía de un canal que sus antepasados habían construído. Y pues bién, efectivamente el Sr. Bingham dió la vuelta y quedó maravillado con la fantástica ciudad que veía por primera vez, así estuviese medio sepultada por la selva. Y bueno, de ahí el cuento es mas o menos el mismo cuento que suele pasar con los exploradores extranjeros que visitan un pais. Se llevan la mitad de las cosas oficialmente como medio de estudio, y la otra mitad se pierde. Y te pone a pensar el hecho que no exista un ferrocarril de lujo llamado Tren Melchor Arteaga, ni que tampoco exista una carretera llamada Vía Álvarez y Recharte.

Pero bueno, en esas cosas pensaba cuando luego de unos veinte minutos de zigzagueante ascenso, el autobus se detuvo y estacionó frente a un hotel de lujo, el "Machu Picchu Santuary Lodge" (donde un humilde tinto o cafe negro cuesta casi diez dolares). Al bajarnos, la mañana estaba bastante opaca y nubosa, típico clima del bosque brumoso tropical, que era donde nos encontrábamos. Luego de hacer la fila para ingresar al sitio arqueológico como tal, entrar, y buscar un grupo de turistas con guía pago al cual pudiera, ehm, "adherirme", empecé a ver los primeros muros de piedra. Nada fuera de lo común, teniendo en cuenta que ya había visto muchísimos en Cusco y en diferentes sitios del Valle Sagrado. Pero como por arte de magia (y tal vez como dejándome un mensaje clarísimo) la bruma se empezó a diluir, dejandome envuelto en uno de los momentos más estremecedores de mi vida. La ciudad sagrada del imperio Inca, el mayor secreto del Tahuatinsuyo, hacía su entrada triunfal y se mostraba esa mañana. Definitivamente, es algo que es muy difícil de explicar con palabras. Una fusión de solemnidad, naturaleza, majestuosidad e historia me dejaba boquiabierto y sin palabras.

De un momento a otro, pude ver la ciudadela abajo, y detrás el Wayna Picchu, montando su guardia perpetua y silenciosa sobre la ciudad mítica. El viento soplaba, y juro que en ese instante, todos los visitantes estaban sintiendo algo parecido porque ya no se escuchaba ningún ruido. En ese justo momento, ninguna cámara hizo "click", nadie posó, ni hizo comentarios "inteligentes". Creo que todos compartimos uno de los instantes más sublimes y sobrecogedores, y muy seguramente pasará mucho tiempo antes que lleguemos a olvidar ese momento. Y bueno, pasado ese justo instante, ahi si comenzó el carnaval de las fotos, del movimiento, de turistas perdidos buscando su guía, de turistas avispados buscando el guía de otros para hacer parte de ese grupo (no era yo!!), de gente persiguiendo las llamas y las alpacas que pastaban tranquilamente en las laderas.

Machu Picchu es un misterio en todos los sentidos. No se sabe muy bién hace cuanto fue construído, ni cuanta fue la gente que estuvo trabajando en ella. No se conoce ciertamente cuanto duró su construcción. Tampoco se sabe cual fue su propósito: ciudadela sagrada y religiosa? centro político de poder? inexpugnable fortaleza militar? Hay muchas teorías pero ninguna demostrada. La razón de ésto, mayormente, es que el imperio Inca no tenía un sistema de escritura instanciado. Todo el conocimiento era pasado oralmente, de voz a voz. De hecho, el nombre Machu Picchu, no es el nombre verdadero de la ciudad. Nadie lo sabe. Machu Picchu simplemente traduce en Quéchua "montaña vieja". Huayna Picchu traduce "montaña jóven". Así era como se conocían esas montañas anteriormente, y a falta de mejor nombre, simplemente se dejaron tal como estaba.

Con cerca de doscientas construcciones, y una cantidad incontable de muros y terrazas para la agricultura y estudios de agronomía, el Machu Picchu es una maravilla arqueológica sin ninguna duda. Llena de templos, lugares de estudio, industrias y viviendas, la ciudad está organizada por secciones o áreas, cada una dedicada a un fin particular. Y es impecablemente construída, puesto que cada una de sus piedras es diferente a la otra, y fue tallada y labrada a mano, para que todas encajaran como un rompecabezas perfecto. Había un sistema de acueducto totalmente funcional, aún en la actualidad. Y no se llegó a usar ni cemento, cal ni aguamasa. Y sin embargo, todos los muros parecían sólidos y sin una sola rajadura por la cual poder meter un cuchillo.

Esa mañana, recorrí completamente la ciudadela del Machu Picchu. Y en la tarde, subimos hacia el Wayna Picchu, que es la montaña que se ve detrás del Machu Picchu en prácticamente todas las fotos de postales. La subida es algo escarpada y difícil, y tarda cerca de una hora. Pero una vez al otro lado, en la cima del peñasco más alto del Wayna, el silencio y la vista de la ciudad sagrada enmarcada por el Urubamba 500 metros más abajo se quedan grabados en tus recuerdos para nunca, nunca más abandonarte.

Quisiera haberme quedado en ese instante mucho, mucho más tiempo. Pero empezó a llover fuertemente y una tormenta eléctrica parecía acercarse. Y uno de los locales, que actuaba como vigilante, empezó a irse y me contó que en ese mismo lugar donde estaba yo, hacía casi un mes, un Europeo había muerto en una tormenta eléctrica como la que estaba viniendo, víctima de un mortal rayo. Y como dicen, al pueblo que fueres, haz lo que vieres... Como el vigilante se estaba yendo a buscar cobijo, pues igual yo me devolví a la ciudad sagrada nuevamente.

Fue uno de los días más enriquecedores y de los cuales tendré más recuerdos. Y así, con una historia nueva, unos zapatos bastante sucios, y un saco empapado, bajé a Aguas Calientes en compañía de la gente que había conocido y estaba igualmente maravillada. Y una vez en Aguas Calientes, nos dirijimos a sus famosas aguas calientes que son las que le pusieron el nombre. Finalizamos el día sumergidos en una piscina de aguas termales naturales, cambiando historias y apreciaciones sobre un día que seguramente será difícil de olvidar.

Valle Sagrado

Muy temprano tenía que encontrarme con Juan, el argentino para tomar el bus que nos llevaría a conocer varios lugares del Valle Sagrado de los Incas. Como era de esperarse, la puntualidad no es que sea una cualidad común en Latinoamérica. A la hora de lo planeado, apareció el bus con destino el Valle Sagrado, o el Valle del Vilcanota. Y los argentinos parece que fueron perdidos en acción anoche, porque ni rastros. Pero bueno, muy seguramente tomarían otro de los tantos buses que pasan a cada rato.

El bus salió rápido a través de las curveadas carreteras de las afueras de Cusco. Era una carretera pavimentada de un carril, pero por el que por arte de magia (o habilidad de los conductores) podían caber un carro de ida y otro de venida. Casas de adobe cocido con llamas (el animal) y gallinas era el patrón arquitectónico de la vía. Niños corriendo y jugando, y una soledad en las vías me impresionaron bastante.

Finalmente, luego de llegar a la cima de las montañas, empezamos el descenso hacia el Valle Sagrado. La vista realmente era espectacular, se veía el río Vilcanota (más adelante se convertiría en el Urubamba) serpenteando, cercado imponentemente por dos cordilleras altas de montañas. Dicen que el imperio Inca tenía tan desarrollada la agricultura, que en las cordilleras buscaban la mejor altura y condiciones climáticas para producir el maíz perfecto, más grande y más alimenticio para su gente. Y las impresionantes terrazas con avanzados sistemas de riego que estaban por todas las montañas daban fé de ésto. Paramos en Pisac, donde subimos a las ruinas arqueológicas llena de construcciones semidestruídas que daban una noción de la vida de los Incas, y apenas me hacían imaginar como sería el Machu Picchu. La vista del valle sagrado, desde Pisac era verdaderamente hermosa. De vuelta a la ciudad como tal, una breve visita a los mercados tradicionales que en realidad no es que hubiera mucha variedad. La mayoría de piezas se pueden ver en mercados de otros lugares del Perú, o Ecuador, o hasta de mi natal Colombia. Pero eso sí los precios, después de regatear un poco, si son bastante más razonables.

Seguimos sin novedad conociendo las poblaciones de Calca y Urubamba. Todas ellas bastante bién conservadas, pudiéndose respirar aún la cultura y tradición de los antiguos Incas en las construcciones y en algunas personas. Pero faltaba aún Ollantaytambo (que sería donde finalmente tomaría el tren hacia Aguascalientes), que fue una muy grata sorpresa. Resulta que Ollantaytambo, es la única ciudad que conserva las construcciones, infraestructura y organización original del imperio Incaico. Es decir, la gente sigue viviendo en los mismos lugares donde hace ya varios siglos vivían sus antepasados. El sistema de acueducto y alcantarillado, también conserva el mismo trazado de antaño. Y también Ollantaytambo cuenta con unas ruinas espectaculares, donde se destaca la fortaleza, las fuentes de agua para los baños de las princesas Incas, y los gigantes monolitos del templo del Sol.

En el viaje conocí bastante gente, alguna que iría también al Machu Picchu. Estaba John, un peruano que también se había escapado del trabajo para aprovechar y conocer éste tesoro de su pais. Eduardo y Ofir, compatriotas que no estaban semi-embalados porque no tenían soles pero tenían pesos colombianos, así que se les apareció la virgen conmigo porque era el único Colombiano que les podía hacer un cambio justo. Rafael, un andalú conociendo las tierras de su novia, otra peruana. Y Carolina y Liliana, dos chicas chilenas que conocí mientras hacíamos poses medio payasas en uno de los recintos sagrados de Ollantaytambo.

Con todos ellos almorzamos y cenamos, y emprendimos el viaje hacia la estación de tren, que estaba llena a esa hora. Al llegar, había una fila increíblemente larga como de varias cuadras, y para acabar de ajustar, el ÚNICO tren tenía varias horas de retraso.

Eventualmente, logramos abordar el vagón correspondiente que nos llevaría a Aguascalientes, en eso de tres horas. Luego de una siesta interrumpida por las carcajadas de unos franceses que se tomaban fotos cada cien metros, el tren disminuyó su marcha y finalmente llegamos a Aguascalientes. El día había sido intenso y largo, y de Aguascalientes mi primera impresión fue un sonido bastante fuerte de un río en movimiento, y la avalancha humana de personas que querían que te hospedaras en su hostal o tuvieras su excursión. Como no tenía ninguna reserva ni idea donde quedarme, seguí a mis compatriotas al sitio donde ellos se quedaron, y tuve una habitación para mi solito con baño caliente por algo asi como S./25,oo, incluyendo el desayuno.

No me pareció nada, nada mal. Y bueno, a dormir porque mañana nos levantaríamos a las cinco de la mañana para tomar el primer bus a Machu Picchu.

sábado, 9 de diciembre de 2006

Next Stop: Cusco

Ah, las maravillas y comodidad de Internet. Después de un día sumamente cargado de presentaciones en powerpoint, sonrisas colgate, y hacer incontables venias y reverencias a los clientes, subí de nuevo a mi ya conocida habitación del Sonesta en El Olivar. Nuevamente a empacar los trajes y las corbatas en la utilísima maleta carry-on que me acompañó alrededor de medio mundo. Mañana debería tomar por última vez el Avianca a Bogotá, del que sería mi último viaje por trabajo.

Pero... Me esperaba un fín de semana con un Lunes festivo de vuelta en casa. O sea que podría aprovechar y quedarme un tiempo en Lima? Visitar Nasca? O mejor aún.... Podría visitar Cusco, y subir a la mítica tierra de Machu Picchu?

Al menos en papel sonaba bién la idea. Ahora solo faltaba realizar la logística, teniendo en cuenta que faltaba menos de una noche para poder salir. Y bueno, click, click, click, enter, click, y en menos de diez minutos tenía mi boleto por TACA saliendo a las 6.00am (!) de Lima a Cusco. En eso de una hora y media estaría cruzando los 1,200 kilómetros y llegando por fín al aeropuerto Velazco Astete, de la gloriosa ciudad de Cusco. Cusco, en Quechua significa el Ombligo del Mundo.

Cusco es una ciudad de casi 300,000 habitantes, fundada por los míticos Manco Cápac y Mama Ocllo, hijos de Inti o el rey sol. A unos 3,500 mts. sobre el nivel del mar, el clima es más que todo frío, con unas noches y amaneceres verdaderamente helados.

Pero bueno, una vez recién salido del avión encontrás la avalancha humana de gente que quiere que vayas a su hotel, compres su tour, te lleves abrigos de piel de alpaca, conozcas a su hermana... en fín. Lo que es realmente impresionante es que la gente te habla en inglés perfecto, o francés, o italiano. Luego de empujones y unos cuantos gritos, ya estaba respirando el aire frío de la mañana de Cusco. Taxis a 10 dólares, 20 dólares y para arriba. Nah. Salí a la calle fuera del aeropuerto, y un Taxi me llevo a mi hostal por cinco soles (algo menos de dos dolares).

Luego de desempacar todo lo mío en el hostal, ya era libre para vagar por Cusco a mis anchas.... casi. Tenía que comprar rápidamente el tiquete de tren que me llevara a Aguascalientes, el "base-camp" de Machu Picchu. Luego de entender los mapas y darme cuenta que las distancias en Cusco son bastante cortas, tomé una caminata de menos de diez minutos a la estación de Trenes. Compré el tiquete "Backpacker Cerrojo" que tiene unas condiciones un poco restrictivas, pero que me iban perfecto. La idea era que salía en la tarde de mañana desde Ollantaytambo, llegaba casi a medianoche a Aguascalientes, y la devuelta era a primera hora dos días después. O sea que tenía que pasar dos noches en aguascalientes, pero lo bueno es que el tiquete era el más barato de esa manera. Y podía aprovechar mañana el tour por el valle sagrado, para quedarme en Ollantaytambo y tomar el tren en la noche allí.

En camino de vuelta a la plaza de armas, luego de ser un orgulloso comprador de un tiquete a Machu Picchu, me topé con una oficina de LAN, y como no tenía el tiquete de vuelta a Lima, lo compré allí. Evidementemente, LAN en servicio y calidad supera con creces a Taca (cuyo lema pareciera ser "100% comprometidos en saber que tan miserable podemos hacer la estadía de un pasajero con nosotros").

La plaza de armas es el centro del Cusco turístico. Llena de agencias de viajes, restaurantes y turistas, también es el hogar de la Catedral, y varias iglesias que sirven de marco a la plaza. Algo interesante, es que en un cuadro de la última cena dentro de una iglesia, en vez del pan que está presente en todas las pinturas, está un Cui tostado, uno de los platos nacionales del Perú. Como estaban en misa, pude entrar sin pagar los 15 Soles que por lo general cobran. Y como por variar, esta iglesia fue erigida sobre uno de los lugares sagrados de Cusco, el palacio de Wiracocha. Luego de conocer las iglesias, me perdí un buen rato por la ciudad, conociendo varios barrios tradicionales, mercados, etc. En la tarde, luego de un lomo saltado, me metí en un bus que me llevaba a conocer los principales lugares sagrados del imperio del Tahuatintsuyo (o Inca). Qoricancha (o Coricancha, o Koricancha,...). Literalmente llamado "El patio de oro" porque en su época estuvo revestido con oro, éste fue un templo erigido en honor al Dios del sol. Lo impresionante del Q'oricancha, es la perfección de la construcción. Sus paredes son perfectamente diseñadas y construídas con bloques de piedra con una perfección tal, que no puedes pasar la hoja de un cuchillo entre bloque y bloque. Además, no usaron ningún tipo de relleno o resane entre los bloques. Cuando los españoles llegaron y desterraron al imperio de los Incas, destruyeron gran parte de ese templo, construyendo la iglesia de Santo Domingo. Años más tarde, luego que un fuerte terremoto sacudió al Cusco, la iglesia fue practicamente destruída, pero las paredes del antiguo templo de Q'oricancha, permanecieron en pie, dejando testimonio de la maestría de construcción de los Incas.

Luego de acá, seguimos hacia Sacsayhuamán, y acá es donde los guías repiten una y otra vez el ya desgastado chiste que los Incas le habían puesto así por tratar de decir "Sexy Woman"... Sacsayhuamán es impresionante. Dicen que Cusco fue diseñado para tener la forma de un Puma, animal sagrado de los Incas. Sacsayhuamán era en su época la cabeza, uno de los centros religiosos y políticos más importantes. De su original majestuosidad no queda mucho, pues los edificios y templos fueron destruídos por los Españoles, pero hoy en día, aún quedan grandes monolitos de piedra como evidencia de lo que pudo llegar a ser. Entre ellas, hay una GIGANTE roca pulida, que mide más de cinco metros de altura, y llega a pesar más de 300 toneladas. Como lograron subir esas rocas a la cima? Es aún un misterio del que se inventan teorías.

De allí, subimos a Quenqo, una formación rocosa donde estaban simbolizados los tres espacios sagrados de los Incas, el cielo (donde estaba el Paraiso), la tierra (hogar de los hombres), y el subsuelo (hogar de los seres imperfectos). Había una interesante mesa "quirúrgica" donde parecía que llevaban a cabo sus labores de momificación. De allí, viajamos a Tambomachay, fuente natural de aguas cristalinas que solían ser los baños sagrados del Inca, donde él se purificaba antes de realizar cualquier decisión u acto importante. En el tour habían bastantes argentinos, con los que estuve hablando bastante y al finalizar la tarde, luego de un merecido baño caliente, estuvimos tomandonos unas Cusqueñas y hablando un poco de nada.

No muy tarde me entré a dormir, porque estaba cansado y al otro día haría el recorrido del Valle Sagrado antes de tomar el tren en Ollantaytambo para conocer el Machu Picchu!

miércoles, 27 de septiembre de 2006

Killing yourself..

"Killing is a dirty job, but killing yourself with your job is even dirtier..."

sábado, 23 de septiembre de 2006

Extractos de una loche alocada

El odio se desangra... la noche cae con un suspiro silencioso, estáticos como estamos. El dios por el cual sientes lujuria, se incendia una vez, y luego muere. Devorado por un vacío de terciopelo, junto con toda la esperanza, el debe morir.

Tu corazón también calla, no retumba mas, ¿cómo pudiste causar tanto dolor? Las sombras nos rodean, llorando... ahora sí hemos perdido nuestro camino.

El regalo más oscuro.... en una noche de oscuro deseo, una canción de dolor etéreo... los lobos te hacen retumbar con su grito, la aurora despierta, sin mi. El rocío te rodea, con su eterna muerte, con su eterna apatía.

Tu cabello de medianoche cae como en una cascada sobre tus hombros delicados y pálidos, y tus labios de escarlata apenas se separan... para saborear las lágrimas rojas que caen de mi carne pálida debajo de vos.

Ahora... una noche de éxtasis, yo ansío.

miércoles, 30 de agosto de 2006

Permanezcan hambrientos. Permanezcan descabellados



Discurso que Steve Jobs, CEO de Apple Computer y de Pixar Animation Studios, dictó el 12 de Junio de 2005 en la ceremonia de graduación de la Universidad de Stanford.

“Tienen que encontrar eso que aman”

Me siento honrado de estar con ustedes hoy en su ceremonia de graduación en una de las mejores universidades del mundo. Yo nunca me gradué de una universidad. La verdad sea dicha, esto es lo más cerca que he estado de una graduación. Hoy deseo contarles tres historias de mi vida. Eso es. No es gran cosa. Sólo tres historias.

La primera historia se trata de conectar los puntos

Me retiré del Reed College después de los primeros 6 meses y seguí yendo de modo intermitente otros 18 meses o más antes de renunciar de verdad. Entonces ¿por qué me retiré?.

Comenzó antes de que yo naciera. Mi madre biológica era joven, estudiante de universidad graduada, soltera, y decidió darme en adopción. Ella creía firmemente que debía ser adoptado por estudiantes graduados. Por lo tanto, todo estaba arreglado para que apenas naciera fuera adoptado por un abogado y su esposa; salvo que cuando nací, decidieron en el último minuto que en realidad deseaban una niña. De ese modo, mis padres que estaban en lista de espera, recibieron una llamada en medio de la noche preguntándoles: “Tenemos un niño no deseado; ¿lo quieren?”. Ellos dijeron “Por supuesto”.

Posteriormente, mi madre biológica se enteró que mi madre nunca se había graduado de una universidad y que mi padre nunca se había graduado de la enseñanza media. Se negó a firmar los papeles de adopción definitivos. Sólo cambió de parecer unos meses más tarde cuando mis padres prometieron que algún día yo iría a la universidad. Luego a los 17 años fui a la universidad. Sin embargo, ingenuamente elegí una universidad casi tan cara como Stanford y todos los ahorros de mis padres de clase obrera fueron gastados en mí matrícula. Después de 6 meses yo no era capaz de apreciar el valor de lo anterior. No tenía idea de lo que quería hacer con mi vida y no tenía idea de la manera en que la universidad me iba a ayudar a deducirlo. Y aquí estaba yo, gastando todo el dinero que mis padres habían ahorrado durante toda su vida.

Así que decidí retirarme y confiar en que todo iba a resultar bien. Fue bastante aterrador en ese momento, pero mirando hacia atrás fue una de las mejores decisiones que tomé. Apenas me retiré, pude dejar de asistir a las clases obligatorias que no me interesaban y comencé a asistir irregularmente a las que se veían interesantes.

No todo fue romántico. No tenía dormitorio, dormía en el piso de los dormitorios de amigos, llevaba botellas de Coca Cola a los depósitos de 5 centavos para comprar comida y caminaba 11 kilómetros, cruzando la ciudad todos los domingos en la noche para conseguir una buena comida a la semana en el templo Hare Krishna. Me encantaba. La mayor parte de las cosas con que tropecé siguiendo mi curiosidad e intuición resultaron ser inestimables posteriormente.

Les doy un ejemplo: en ese tiempo Reed College ofrecía quizás la mejor instrucción en caligrafía del país. Todos los afiches, todas las etiquetas de todos los cajones estaban bellamente escritos en caligrafía a mano en todo el campus. Debido a que me había retirado y no tenía que asistir a las clases normales, decidí tomar una clase de caligrafía para aprender. Aprendí de los tipos serif y san serif, de la variación de la cantidad de espacio entre las distintas combinaciones de letras, de lo que hace que la gran tipografía sea lo que es. Fue hermoso, histórico, artísticamente sutil de una manera en que la ciencia no logra capturar, y lo encontré fascinante. Nada de esto tenía incluso una esperanza de aplicación práctica en mi vida.

No obstante, diez años después, cuando estaba diseñando la primera computadora Macintosh, todo tuvo sentido para mí. Y todo lo diseñamos en la Mac. Fue la primera computadora con una bella tipografía. Si nunca hubiera asistido a ese único curso en la universidad, la Mac nunca habría tenido tipos múltiples o fuentes proporcionalmente espaciadas. Además, puesto que Windows sólo copió la Mac, es probable que ninguna computadora personal la tendría. Si nunca me hubiera retirado, nunca habría asistido a esa clase de caligrafía, y las computadoras personales no tendrían la maravillosa tipografía que tienen. Por supuesto era imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en la universidad. Sin embargo, fue muy, muy claro mirando hacia el pasado diez años después. Reitero, no pueden conectar los puntos mirando hacia el futuro; solamente pueden conectarlos mirando hacia el pasado. Por lo tanto, tienen que confiar en que los puntos de alguna manera se conectarán en su futuro. Tienen que confiar en algo – su instinto, su destino, su vida, su karma, lo que sea. Esta perspectiva nunca me ha decepcionado, y ha hecho la diferencia en mi vida.

La segunda historia es sobre amor y pérdida

Yo fui afortunado – descubrí lo que amaba hacer temprano en la vida. Woz y yo comenzamos Apple en el garage de mis padres cuando tenía 20 años. Trabajamos duro y en 10 años Apple había crecido a partir de nosotros dos en un garage, transformándose en una compañía de US$2 mil millones con más de 4.000 empleados. Recién habíamos presentado nuestra más grandiosa creación – la Macintosh – un año antes y yo recién había cumplido los 30.

Y luego me despidieron. ¿Cómo te pueden despedir de una compañía que comenzaste? Bien, debido al crecimiento de Apple contratamos a alguien que pensé que era muy talentoso para dirigir la compañía conmigo, los primeros años las cosas marcharon bien. Sin embargo, nuestras visiones del futuro empezaron a desviarse y finalmente tuvimos un tropiezo. Cuando ocurrió, la Junta del Directorio lo respaldó a él. De ese modo a los 30 años estaba afuera. Y muy publicitadamente fuera. Había desaparecido aquello que había sido el centro de toda mi vida adulta, fue devastador.

Por unos cuantos meses, realmente no supe qué hacer. Sentía que había decepcionado a la generación anterior de empresarios – que había dejado caer el testimonio cuando me lo estaban pasando. Me encontré con David Packard y Bob Noyce e intenté disculparme por haberlo echado a perder tan estrepitosamente. Fue un absoluto fracaso público e incluso pensaba en alejarme del valle. No obstante, lentamente comencé a entender algo – Yo todavía amaba lo que hacía. El revés ocurrido con Apple no había cambiado eso ni un milímetro. Había sido rechazado, pero seguía enamorado. Y así decidí comenzar de nuevo. En ese entonces no lo entendí, pero sucedió que ser despedido de Apple fue lo mejor que podía haberme pasado. La pesadez de ser exitoso fue reemplazada por la liviandad de ser un principiante otra vez, menos seguro de todo. Me liberó para entrar en uno de las etapas más creativas de mi vida.

Durante los siguientes cinco años, comencé una compañía llamada NeXT, otra compañía llamada Pixar, y me enamoré de una asombrosa mujer que se convirtió en mi esposa. Pixar continuó y creó la primera película en el mundo animada por computadora, Toy Story, y ahora es el estudio de animación más exitoso a nivel mundial. En un notable giro de los hechos, Apple compró NeXT, regresé a Apple y la tecnología que desarrollamos en NeXT constituye el corazón del actual renacimiento de Apple. Además, con Laurene tenemos una maravillosa familia. Estoy muy seguro de que nada de esto habría sucedido si no me hubiesen despedido de Apple.

Fue una amarga medicina, pero creo que el paciente la necesitaba. En ocasiones la vida te golpea con un ladrillo en la cabeza. No pierdan la fe. Estoy convencido que lo único que me permitió seguir fue que yo amaba lo que hacía. Tienen que encontrar eso que aman. Y eso es tan válido para su trabajo como para sus amores. Su trabajo va a llenar gran parte de sus vidas y la única manera de sentirse realmente satisfecho es hacer aquello que creen es un gran trabajo. Y la única forma de hacer un gran trabajo es amando lo que hacen. Si todavía no lo han encontrado, sigan buscando. No se detengan. Al igual que con los asuntos del corazón, sabrán cuando lo encuentren. Y al igual que cualquier relación importante, mejora con el paso de los años. Así que sigan buscando hasta que lo encuentren. No se detengan.

La tercera historia es sobre la muerte

Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo parecido a “Si vives cada día como si fuera el último, es muy probable que algún día hagas lo correcto”. A mí me impresionó y desde entonces, durante los últimos 33 años, me miro al espejo todas las mañanas y me pregunto: “Si hoy fuera en último día de mi vida, ¿querría hacer lo que estoy a punto de hacer hoy?” Y cada vez que la respuesta ha sido “No” por varios días seguidos, sé que necesito cambiar algo. Recordar que moriré pronto constituye la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a decidir las grandes elecciones de mi vida. Porque casi todo – todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo el temor a la vergüenza o al fracaso – todo eso desaparece a las puertas de la muerte, quedando solamente aquello que es realmente importante. Recordar que van a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienen algo que perder. Ya están desnudos. No hay ninguna razón para no seguir a su corazón.

Casi un año atrás me diagnosticaron cáncer. Me hicieron un scanner a las 7:30 de la mañana y claramente mostraba un tumor en el páncreas. Yo ni sabía lo que era el páncreas. Los doctores me dijeron que era muy probable que fuera un tipo de cáncer incurable y que mis expectativas de vida no superarían los tres a seis meses. Mi doctor me aconsejó irme a casa y arreglar mis asuntos, que es el código médico para prepararte para la muerte. Significa intentar decirle a tus hijos todo lo que pensabas decirles en los próximos 10 años, decirlo en unos pocos meses. Significa asegurarte que todo esté finiquitado de modo que sea lo más sencillo posible para tu familia. Significa despedirte. Viví con ese diagnóstico todo el día. Luego al atardecer me hicieron una biopsia en que introdujeron un endoscopio por mi garganta, a través del estómago y mis intestinos, pincharon con una aguja mi páncreas y extrajeron unas pocas células del tumor.

Estaba sedado, pero mi esposa, que estaba allí, me contó que cuando examinaron las células en el microscopio, los doctores empezaron a llorar porque descubrieron que era una forma muy rara de cáncer pancreático, curable con cirugía. Me operaron y ahora estoy bien. Fue lo más cercano que he estado a la muerte y espero que sea lo más cercano por unas cuantas décadas más. Al haber vivido esa experiencia, puedo contarla con un poco más de certeza que cuando la muerte era un útil pero puramente intelectual concepto: Nadie quiere morir. Incluso la gente que quiere ir al cielo, no quiere morir para llegar allá. La muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y es como debe ser porque la Muerte es muy probable que sea la mejor invención de la Vida. Es el agente de cambio de la Vida. Elimina lo viejo para dejar paso a lo nuevo.

Ahora mismo, ustedes son lo nuevo, pero algún día, no muy lejano, gradualmente ustedes serán viejos y serán eliminados. Lamento ser tan trágico, pero es muy cierto. Su tiempo tiene límite, así que no lo pierdan viviendo la vida de otra persona. No se dejen atrapar por dogmas – es decir, vivir con los resultados del pensamiento de otras personas. No permitan que el ruido de las opiniones ajenas silencien su propia voz interior. Y más importante todavía, tengan el valor de seguir su corazón e intuición, que de alguna manera ya saben lo que realmente quieren llegar a ser. Todo lo demás es secundario.

Cuando era joven, había una asombrosa publicación llamada The Whole Earth Catalog, que era una de las biblias de mi generación. Fue creada por un tipo llamado Steward Brand no muy lejos de aquí en Menlo Park, y la creó con un toque poético. Fue a fines de los 60, antes de las computadoras personales y de la edición mediante microcomputadoras, por lo tanto, en su totalidad estaba editada usando máquinas de escribir, tijeras y cámaras polaroid.

Era un tipo de Google en formato de edición económica, 35 años antes de que apareciera Google: era idealista y rebosante de hermosas herramientas y grandes conceptos. Steward y su equipo publicaron varias ediciones del The Whole Earth Catalog, y luego cuando seguía su curso normal, publicaron la última edición. Fue a mediados de los 70 y yo tenía la edad de ustedes. En la tapa trasera de la última edición, había una fotografía de una carretera en el campo temprano en la mañana, similar a una en que estarían haciendo dedo si fueran así de aventureros. Debajo de la foto decía: Permanezcan hambrientos. Permanezcan descabellados”. Fue su mensaje de despedida al finalizar. Permanezcan hambrientos. Permanezcan descabellados. Siempre he deseado eso para mí.

Y ahora, cuando se gradúan para empezar de nuevo, es lo que deseo para ustedes. Permanezcan hambrientos. Permanezcan descabellados.

Muchas gracias.