viernes, 8 de agosto de 2008

Palacios, Prisiones, Phnom Penh

Los días pasaron en Phnom Penh literalmente entre palacios y prisiones, entre los más gloriosos vestigios de un poderío real en la historia, hasta los más espeluznantes y deprimentes hechos que marcaron la noche más oscura, la pesadilla más fuerte que han vivido los Camboyanos hasta la época.

Del esplendor de la gloriosa civilización Khmer (o Jemer, en nuestro amado idioma español), quedan notables vestigios en la arquitectura tradicional del Museo Nacional, o en el majestuoso Palacio Real, en sus cientos de objetos y obras de arte, en los templos llenos de Budas y pinturas religiosas, en los monumentos que de vez en cuando se ven en la calle. Pero también se ven las consecuencias de un país que ha sido atormentado, diezmado por la guerra reciente: pobreza rayando en la extrema miseria, desempleo, corrupción, inseguridad y epidemias. Es triste ver a decenas de niños y ancianos con apenas carne en su piel al lado de lujosos Lexus, Mercedes y Hummers último modelo, conducidos con certeza por miembros de la elite de un gobierno ultra corrupto que se ha alimentado de su sangre, de su dolor, de su miseria... Y es que una de las cosas que más me impactó fué la cantidad de carros extremamente lujosos y de últimos modelos en Camboya, un país verdaderamente pobre y donde el contraste se nota más. Sobretodo porque ni en Vietnam, ni en China vi tantos carros como esos circulando por las calles, y esos paises hoy en día gozan de condiciones muchísimo más favorables que las que sufren los Camboyanos... En fin.

Pero antes un poco de historia reciente, porque me imagino que para algunos la historia de Camboya es tan desconocida y ajena como para mi hace unos meses. Son de esas cosas que no te enseñan muy bién en el salón de clases. Como decía en un post anterior, hace algunas décadas en Camboya ocurrió uno de los peores masacres, genocidios de los últimos tiempos. Los autores de semejante matanza indiscriminada fueron los Khmer Rouges (Jemeres Rojos), cuando trataron de instaurar a la fuerza un régimen comunista radical en Camboya. En el '75, el ejército rojo entró a la capital luego de tomarse gran parte del territorio. Su misión era derrocar al corrupto gobierno existente e instaurar un comunismo basado en el modelo chino, pero totalmente radical y netamente agrario. En años que vinieron el mundo fue testigo mudo de un genocidio que acabó con casi la mitad de la población del país, particularmente aquellos que vivían en la ciudad o tenían un mínimo de educación. Los criterios para asesinarte podían ser tan simples como saber leer, saber hablar otro idioma, tener las manos delicadas, tener un bonito reloj, tener gafas... Todas las personas en Phnom Penh fueron obligadas a retirarse de la ciudad y trabajar en campos de concentración, liderados por los antiguos campesinos de la región, adoctrinados en el nuevo régimen (conocidos como gente vieja). La individualidad fue cancelada, todo el mundo hacia parte del colectivo. La educación, la religión, la tecnología eran consideradas como plagas sucias y aquellos que tuvieran algo que ver con ello, eran asesinados. El dinero dejó de funcionar de la noche a la mañana, al igual que la propiedad privada de la gente. El maltrato, la tortura, el hambre, pestes y el exterminio eran cosa de todos los días. Y así Cambodia se desangró, se mutiló, se pudrió por tres largos años, hasta que los Khmer Rouge decidieron hacer la guerra con Vietnam, y éstos, curtidos por tantos años en su propia guerra, en tan solo unos días derrocaron el gobierno de los Khmer Rouge y liberaron a sus campos de concentración. Todo ésto sin que los gobiernos occidentales hicieran nada, dijeran nada, ayudaran nada... Porque para las grandes potencias, se hicieron la masturbación mental de que los Khmer Rouge eran los buenos, los legitimizados en el poder, los que luchaban por el pueblo... Solo para no tener que enlodarse las manos con tan penoso incidente y estar en riesgo de poner en juego su popularidad golpeada por los fracasos de las guerras de Vietnam e Indochina.

Uno de los lugares que te pone a pensar en Phnom Penh y en su pasado es justamente la prisión Tuol Sleng o S-21... Inicialmente era un colegio, pero que fué adecuado como centro de torturas y prisión. De los más de 17,000 'prisioneros' que entraron a ese lugar, ninguno salió con vida. Era una maquinaria, al mejor estilo Nazi, de exterminio. Cuando la capital yacía desierta porque sus habitantes fueron forzados a trabajar en el campo, éste era el sitio más ocupado, con más movimiento, los verdugos, los torturadores no descansaban por la noche... Hoy en día es un museo del genocidio, lleno de miles de fotos de niños, mujeres y hombres que te miran con tristeza, desde más allá del lente, desde más allá de la vida. Gente que vivió sus últimos días desesperados en esas paredes que antes sirvieron para enseñar a los más pequeños, esas mismas paredes en la que ellos antes jugaban a las escondidas.

Lo más desgarrante es que la prisión está virtualmente en el mismo estado en el que fué encontrada hace un par de décadas. Las mismas manchas de sangre en el suelo. Las mismas camas sucias, llenas de arañazos y cicatrices de aquellas luchas desesperadas por la vida. Los mismos alambres de púas por todas partes que impedía que la gente se suicidara lanzándose al vacío desde el último piso. Los mismos implementos de tortura están despárramados por ahí dejando un mudo testimonio de lo bajo que puede llegar la humanidad.

Esa tarde fue una tarde silenciosa, dura, difícil. Una sacudida bestial que la historia te dá, para ponerte a pensar.

Y afuera, unos niños jugaban con una especie de pelota, similar al fuchi, para mantenerla en el aire. En ellos está tal vez la esperanza de un pueblo que ha sufrido más derrotas de las que se acuerda, y muchas de ellas han sido en el pasado reciente... Cicatrizar, sanar, ilusionarse y seguir adelante con la vida, con optimismo, con una sonrisa, con fé...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada lugar te muestra la cara de la vida y la muerte enfrentadas, lo único incierto y lo único seguro... seguramente has desarrollado otra perspectiva de este ying yang... Un Abrazo...