jueves, 14 de agosto de 2008

Del cielo a la tierra

Si bién Angkor Wat a una decena de kilómetros es el cielo, no es sino volver a Siem Reap para darse en la cara con todas las banalidades del mundo terrenal. Para no entrar en detalles, solo diré que el peor incidente que he tenido en el viaje pasó en Siem Reap, relacionado con estafas, policías corruptos y violentos, choferes de tuk tuk ladrones, y unos dólares a los que les dió por pasear fuera de mis bolsillos. Pero aparte de un buen susto, afortunadamente nada pasó a mayores. Camboya, camboya, tan bonita que eres pero a veces tan difícil de pasar...

Luego de toda la magia y misticismo de las ruinas de los templos de Angkor, pues era tiempo de volver nuevamente a la capital, a Phnom Penh. Estaba en la disyuntiva de si continuar más hacia el sur, hacia Sihanoukville y sus playas, o si tomar carretera hacia el norte, hacia la frontera con Laos y sus temidos caminos que según la Lonely Planet, están en el Top 3 de los peores caminos de Asia. Nada alentador. Como para volver a la capital era el mismo camino que ya había hecho en bicicleta, pues no había mucho sentido en repetirlo. Así que por un dólar de más la pude subir en el bus que en tan solo algunas horas hizo el mismo recorrido que me tardó 4.... días!

De cualquier manera, lo primero que había que hacer en Phnom Penh era hacer las vueltas de la visa de Laos, porque si bién milagrosamente en teoría la podía sacar en la frontera, para la frontera alejada y pequeña por la que pretendía cruzar, no prestaban éste servicio... Vaya suerte. Así que un par de días en Phnom Penh se agotaron en los trámites de otra visa, otra página menos en el pasaporte (que por cierto se me está acabando nuevamente). Y aparte de visitar otros sitios de menor interés, éstos días en Phnom Penh tuvieron sabor a despedida, porque después de casi 1,000 kilómetros de recorrido codo a codo, el equipo Colombo-Belga se despide porque Dryan parte hacia el oeste, hacia Tailandia donde se va a encontrar con su hermano y novia que pasan de visita, y yo pues sigo mi recorrido hacia Laos, país del que tan bién me han hablado. Así que fueron las últimas beerlao, la última rumba, la última comida en la plaza y la última despedida sin palabras que sobran. Dryan viejo, la mejor de las suertes en todos tus viajes, si es que llegás a leer ésto. Fue un honor viajar con vos.

Ahora, la carretera espera, el día está soleado y es tiempo de seguir. Próxima estación, de nuevo Skun, donde espero esta vez comer mi desayuno de tarántula, antes de seguir a Kompong Cham y Kratie, casi las últimas ciudades antes de llegar a Laos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola he seguido tu viaje dia por dia y la verdad tu narrativa es tan precisa que uno se transporta soy Colombiana y vivo en USA la verdad admiro lo que estas haciendo y brindo porque estas logrando uno de los tantos sueños que he tenido Viajar de esa manera y desprenderte del mundo y que a veces uno crea attachments y no lo hace veo tu parte espiritual es impresionante. te felicito y mucha suerte ahh despues puedes escribir un libro!!.
Tatiana

Anónimo dijo...

Casi lloro con la despedida de Dryan, de esos no se consiguen todos los d�as, empieza otro viaje... con un punto de inflexi�n mucho m�s alto (angkor wat) y otra experiencia en la "soledad" del aprendizaje... Cuidado con Tailandia... y queremos m�s historias, qu� pas� con Laos? Un abrazo

Saṃsāra dijo...

Se te extraña Gcito :)

Anónimo dijo...

La verdad se te extraña por donde andas en tu travesia???