La ceremonia de todas las partidas. Hacer check-out, revisar la bici, cargar el equipaje, apretar las correas, y enfrentarse a ese tráfico matutino de la ciudad. Solo que ésta vez habían un par de cosas diferentes...
La primera, el tráfico matutino no era el de cualquier ciudad sino el de Hanoi, mundialmente conocido por su comportamiento demencial, orgánico, suicida. En ésta ciudad todo el mundo y su madre maneja moto... Digo maneja en el sentido que se montan al aparato y lo aceleran a lo que más da, sin darle mayor importancia a las reglas básicas de tránsito, como el sentido de la vía, o todos los peatones que pueden morir atropellados en cada cuadra. Ese tipo de tonterías.
Otra novedad ésta vez es que no estaba saliendo solo de la ciudad, sino acompañado por Dryan El Mexicano. Y así el tema cambia un poco, uno se da ánimos, se puede turnar enfrentar el viento de frente, y tenés a alguien con quien hablar en el almuerzo.
La salida fué a lo latino: tarde. Lo cual no fue tan bueno más tarde, porque el día estaba totalmente despejado, lo que significaba un sol berracamente duro a mediodía, lo que significa parar a comprar agua cada diez, veinte kilómetros, lo que significa a su vez tener que negociar siempre con los Viets precios absurdos, que por lo general son 10 veces el precio original. Pero bueno, esos son gajes del oficio. En una de esas, nos encontramos con Carlos, otro belga que también estaba haciendo la vuelta por Vietnam en bici. Increíble, en China ví a muy pocos ciclistas, en su mayoría eran chinos, solo una pareja de suizos medio malencarados que pasé en camino hacia la frontera con Vietnam. Y ahora, en tan solo un par de días en la capital, ya van más de 3 ciclistas viajeros, más un par de locos que se compraron una bicicleta borrachos y estaban planeando arrancar a mitad de la noche...
El caso es que Carlos, el otro belga, tenía una bicicleta con equipo que costaba más de ocho mil dólares. Mejor dicho, solo una de sus maletas de ultra-tecnología, costaba más que mi humilde bicicleta completa... El día estaba largo, caliente, pesado... Pero eventualmente llegamos a Hai Phong, hechos un desastre. Es increíble lo tanto que uno depende de las condiciones climáticas... que si está lloviendo, es difícil, que si está haciendo muchísimo sol, peor. Que si hace viento de frente, es una pesadilla. Y si combinás todo en un día... bueno, ese día NO es tu día. Pero eso también hace parte del viaje, esas cosas que antes uno ni se daba por enterado mientras viajaba en tren o en bus... ahora hacen parte del día a día, y tenés que mantener un ojo abierto a ellas. Antes, practicamente nunca miraba al cielo para mirar la dirección del viento, la forma de las nubes. Ahora, es un acto reflejo. Las cosas cambian tan fácil en solo algunos meses... días...
En Hai Phong logramos encontrar el hotel donde estaban las niñas, nuestras anfitrionas en la ciudad. Y la verdad es que se pasaron de buena onda, y en dos días de poco sueño nos llenaron de buenísima energía y recuerdos.
En Haiphong me despedí de ellas y del belga, porque ellas se quedaban trabajando en su ciudad, y el hombre continuaría hacia Halong Bay, y yo hacia el sur, hacia Ninh Binh que ya estaba un poco retrasado.
Tal vez nos veríamos en el futuro, el camino dirá.
3 comentarios:
hola pase a visitarte, me gusto mucho tu blog, espero me visites en el mio...
Intercambiamos links? me llevo el tuyo...
mariajose
Que así viéramos las cosas que nos pasan por un lado todos los días, viviríamos mucho más rico... Cumples la función de siempre, me dejaste pensando... Un abrazo!
Eh a mi también me gustó tu blog!! lindo el template jeje y me gustan las fotos emmm :)
Camboya! way to go! Cuidese mucho Sr.G! un abrazo!
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