domingo, 15 de junio de 2008

Bye bye China - Welcome to Viet Nam

La pasada por la frontera entre Lao Cai y Hekou fue en realidad un paseo. Nada de las historias de terror que escuchaba, en las que el tema de sobornar a los guardias era cosa de todos los días. Tuve hasta tiempo de gastarme los últimos Yuan que me pesaban en el bolsillo, atiborrándome de baozi, jiaozi y doujia.

La salida de China fue facilita, simplemente te dan una tarjeta que tenés que llenar con los datos de siempre y te sellan el pasaporte. Como andaba en bicicleta, pasé por la puerta donde estaban todos los camiones y gente con carretas llenas de frutas y productos a exportar. Todo ese tiempo, estuve escoltado por un guardia de la aduana, más interesado en saber cosas de la bici que de formalidades aduaneras. Es más, me hubiera podido llevar un par de cabezas de los soldados de terracota en la mochila, porque no la revisaron en absoluto!

De ahí, se cruza un puente que atraviesa el Hong He o Río Rojo, y es entrada a Vietnam. Cruzando el puente cometí uno de los pecados que no se deben, y es mirar atrás... En esos momentos que andaba mirando y cruzando el puente, se me encogió un poquito el corazón, recordando tantas, tantísimas cosas de un país que empezó por ser una de las experiencias más raras, pero terminó por ser un lugar queridísimo por mi. Tantos recuerdos, tantos momentos increíbles, vivencias, esos meses espectaculares vividos en Suzhou, en fin, cosas que pasan y nunca volverán, pero que te marcan y te sacan una sonrisa cada vez que pensás en ellas.

Pensé que el tema era similar que en China, que era pasar por la puerta de los vehículos, pero luego de hacer la fila el tipo me mira, se parte de risa, y me dice que no, que es por la puerta de los turistas comunes y silvestres. Bueno... entonces voy a hacer la fila con los peatones. Treinta personas, un guey con una bicicleta sucia, y otros treinta detrás... uno de estos animales no es como los otros, es diferente de todos los demás... lalalala

Cuando me llegó el turno, miran el pasaporte, dicen "ooooh Colombia" y me dicen que espere un momento, que me haga a un lado. Sacan un libro de anotaciones con los diferentes paises y empiezan a buscar... Colombia... Colombia... Colombia... Estuvieron buscando un buen rato, luego hicieron una llamada, y repetían Colombia varias veces por teléfono. Eventualmente colgaron y me devolvieron el pasaporte... Siga, siga... Supongo que el librito ese explica el procedimiento que hay que tener con cada uno de los ciudadanos de distintos paises, pero que por alguna razón no estaba nuestro humilde país escrito ahí. Mejor! Porque o si no, como siempre, me hubieran esculcado hasta el alma.

Y bueno, de ahí fue de nuevo el choque cultural, no volver a entender un carajo, señales diferentes, comida diferente, gente diferente. El cambio con China se nota inmediatamente, Vietnam se ve mucho menos desarrollado, más pobre, más del estilo de un pueblo viejo, tranquilo, cansado.

Decidí entonces darme a la ruta, y cometí el primer error. De momento, solo sabía que quería llegar a Hanoi, y que debía haber un camino. El mapa de Lonely Planet que tenía lo decía clarito, "hay un camino que une a Lao Cai con Hanoi". Pero no estaba muy detallado, no mostraba distancias ni pueblos intermedios. Bah, no importa, yo se que deben ser dos, tres días de viaje máximo y deben haber lugares en el medio.

Salí entonces contento, saludando a los niños que gritaban 'hello' en el camino, animado, impulsado por esa energía que te da lo desconocido. Pasaron las horas y las horas, y las aldeas que pasé no tenían nada que se pareciera remotamente a un hotel. No hay problema, más adelante hay, pensaba yo. En una de esas paré a comer algo, el típico pho ga, o sopa de pasta con carne, menta, y otras hierbas que ni idea. Seguí, pero ya se estaba haciendo tarde y nada que encontraba algún lugar para pasar la noche y estaba cansado... La oscuridad cayó, y como no hay iluminación en las carreteras de Vietnam, todo era como boca de lobo lo cual no es muy interesante en una carretera tortuosa. Y mientras tanto, seguía dándole al tema, comiendo mas kilometros hasta que ya casi rasgando la medianoche llegue a una 'ciudad' mas decente llamada Yen Bai, a unos 180 kilometros de la frontera.

Como cosa rara, destrozado, cansado, sucio, vuelto un desastre, ahora en la tarea de buscar cerca de la estacion de trenes algun hotelito barato para pasar la noche. Pero estuve de suerte, porque afuera de la estacion habia mucho movimiento, algo raro para esas horas de la noche. El tema es que estaban a punto de pasar dos trenes que tenian como destino final Hanoi. En la taquilla me dijeron que si habia puesto, pero solo en los vagones de ultima clase, los famosos hard seat que tantas lindas historias me dieron en China. Pero lo bueno es que tambien habia espacio para la bici. Como la carretera no habia sido tan interesante y estaba tan vuelto nada, no lo pense mucho y automaticamente dije que listo, que me diera un tiquete para mi y para la bici, para terminar la segunda mitad del camino hacia Hanoi.

Y claro, el vagon de ultima clase en Vietnam es bastante parecido a los de China... Gente durmiendo en el piso, gente orinando en botellas, niños evacuando lo suyo por las ventanas, ventiladores de la segunda guerra mundial, sillas de madera con el premio a la incomodidad... Pero bueno, esa es otra historia.

A las horas estaba llegando a Hanoi convertido en un zombie. En piloto automatico tambien logre llegar al hostalito, a descansar un poco antes de seguir conociendo este pais rojo, rojisimo llamado Vietnam.

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