sábado, 4 de agosto de 2007

Chau, Changay!

Levantado a rega~nadientes, con tristeza de dejar atras la cobijita, el aire acondicionado, tener que empacar y ponerme la misma camisa de ayer, pero bueno, tenia que recoger mi pasaporte y asi es la vida (comportamiento de un ni~no malcriado).

Pero antes de recoger mi pasaporte, la situacion optima era que tenia que llevar a Shanghai. Lo que significa, ir a la estacion de tren, hacer fila, rezarle a San Antonio para que al comprar tiquete hubiera alguno disponible, llegar a la ciudad, dejar la maleta, ir al consulado y recoger la extension de la Visa.

Era un tema arriesgado, porque ya era medio tarde y no tenia tiquete ni nada... Y la oficina de inmigracion del PSB la cerraban a las 5.00pm. Pero en ultimas, consegui un tiquete en el CRH (el tren de alta velocidad), llegue a Shanghai, busque el nuevo hostal (ni riesgos de volver al hotel de la YMCA), me registre (super buena gente, a comparacion de todos los demas), me lave la cara y en tiempo record (empujando chinos y turistas, corriendo como loco por los pasillos y callejones) llegue al PSB y obtuve la famosa visa. Una visa mas agordando el pasaporte! Destrozado, mas muerto que vivo, me quede vagando por la zona, por el Century Park, viendo como se oscurecia el cielo y se prendian las luces de los edificios lejanos.

Comi en un restaurante cualquiera, que gracias al cielo tenia fotos de los platos. Y por primera vez, entre en una de las pocas partes donde la comida estaba mejor que en las fotos (muerdete una, Big Mac!). Luego de desacelerar el ritmo, llenar la barriga y respirar mas lento y profundo, camine al hostal, lento, lentico.

Y pues si que Shanghai se digno despedirse de mi como una reina que muestra indolente su esplendor. Cayo uno de los atardeceres mas espectaculares, llenos de contrastes, como Shanghai. Por un lado, el cielo estaba pintado de una combinacion de rojos, cobrizos, dorados, naranjas. De esos colores que te derriten el alma, te parten en dos. Pero por otro lado, el cielo estaba totalmente oscuro, lleno de furiosas tormentas electricas que jugaban a asustar a los ni~nos. Lleno de furia y tempestad. Lleno de frio, ausencia y agonia de un dia que se aferraba a no irse. Shanghai se despide con un vestido dorado, con luces de oro y cristal, con mirada de hielo, relampagos y lluvia.

De vuelta en el hostal, conoci a una gente Mexicana y Alemana (que es esto, la latin pride week?). Estaban animadas, pero bah, luego de hacer la minimaraton tramitologica, no tenia ganas de salir a rumbiar esa noche. Nuevamente, actualizada del mundo, charla con los colegas mochileros y bueno, a seguir! Ma~nana hay tren a Xiamen en el dia, casi 23 horas de viaje. Pero esta vez, me asegure de una cama suave, en el vagon de primera clase.

Por primera vez, viajare como viajan los dioses!!! (bueno, viajarian asi si los dioses vivieran en china y no existieran aviones)

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