La salida de Shanghai a la estacion de trenes fue tranquila. Tuve tiempo hasta de un buen brunch (lleno de noodles y picante), y de salir a caminar al Shiji Park con los Mexicanos y la Alemana. Tenian ganas de ir a montar en el tren mas rapido del mundo, que uno el aeropuerto de Shanghai con una de las estaciones. Pero la verdad que montar en esa cosa solamente para decir que estuve en el tren mas rapido del mundo me parecio medio frivolo, teniendo en cuenta que ya de trenes estaba hasta el copete.
Las provisiones de siempre, la estacion de siempre, pero como tenia tiquete especial, habia una sorpresita. Las estaciones de trenes, tienen una salita lo mas de amena y comoda para los pasajeros multimillonarios que se compraban un tiquete en compartimiento de coche cama, de primera clase. O sea, atras (y de momento) quedaron las filas, los codazos, los empujones y los madrazos (asi sean imaginarios) a los que se meten en la fila.
Que si el Sr. quiere un te (no gracias), un cafe (a eso le llaman cafe? no gracias), que si el Sr. ya leyo la prensa (no gracias, no leo chino), que si el Sr. esta comodo (hombre... pero por favor!). Al rato, embarco prioritario para evitar las filas, con mi propio edecan que me lleva a mi propio compartimento. Esto es la vida!!!!! Se parece a las famosas historias vividas de los viajes largos en silla dura...
En el viaje, nada raro. Como en el hostal habia logrado cambiar mis libros usados (Lonely Planet Japan y Around the Bloc) por nuevos, tenia asegurado el entretenimiento en el viaje. Igual, me puse a "hablar" con los vecinos Chinos, y luego con un par de Irlandeses que eran los unicos extranjeros que estaban en el tren. Pensaron que era de todas partes, menos Colombiano. Seguramente porque se imaginaban que los Indios eran diferentes... (Ay, todavia me duele lo de Colombia en India...)
Eventualmente, se llego a Xiamen que es una ciudad costera, con un sector de playas y famosa por ser cercana a Taiwan y poseer a Gulang Yu, un islote que durante mucho tiempo fue concesion britanica. De hecho, Xiamen fue uno de los primeros puertos abiertos de China, luego de las famosas guerras del opio.
La bajada en la estacion del tren, y el caos de un sector sin transporte publico, al que le estan haciendo reparaciones al alcantarillado (el olor fue de los peores de mi vida) es memorable. De hecho no se conseguia ni un solo taxi. Lo bueno fue que ibamos juntos todos, y el Irlandes que es bien alto, logro a empujones conseguir un taxi. Luego de dar unas vueltillas, muy seguramente para incrementar la cuenta del taximetro, llegamos al puerto de donde salia el ferry hacia Gulang Yu.
A las carreras, alcanzamos el que ya se iba. Todos adentro, lleno, llenisimo de gente, como una lata de sardinas flotante. Pero estabamos en el mar!!!! El clima estaba mas condescendiente, mas amigable que los dias del horno infernal de Shanghai.
Luego de desembarcar, me despedi de los irlandeses porque ellos iban en taxi a un resort de esos elegantosos (muero de envidia) y yo iba a pie al tipico hostal de mochilero. Pero fue lindo estar de nuevo en el mar, en una isla perdida en el Mar de China, escuchando las olas cercanas, las gaviotas y oliendo ese olorcillo tipico de las costas.
Pasear por Gulang Yu, es recorrer una isla perdida en el tiempo, de construcciones inglesas coloniales. Es atravesar colinas de piedras, es saludar a pescadores vendiendo lo del dia en cualquier callejon olvidado. Pero es tambien enfrentar a la inmensa cantidad de turistas chinos que estan comenzando a escapar de las ciudades, hacia el mar. Acabo de comer algo que ni se muy bien que era, pero estoy de paso no mas, porque la noche cayo y tengo ganas de conocer mas esta isla, de noche.
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