jueves, 31 de julio de 2008

Camboya, Camboya

Tarde llegamos a Bavet, el pueblo fronterizo del lado de Camboya. En la carretera se siente el cambio con Vietnam: La gente sonrie, te saluda, es morena porque no le huye al sol. La vía es polvorienta, llena de tractores y motocicletas. Un carro esporádico pasa. También, Bavet está llena de casinos destinados a los cientos de turistas Vietnamitas que viajan a Camboya exclusivamente a pasar unas noches de juego, y tal vez, acompañados de una preciosa Camboyana (...cambodiense...cambosiense....camboseña...bah!). Esa noche la pasamos en un costoso hotel (éramos los únicos comensales), con A/C y ducha con agua caliente... Todo un lujo sobre nuestros adoloridos cuerpos!!!

Al día siguiente seguimos camino, hacia la capital provincial de Svay Rieng, donde un par de décadas más atrás ocurrió uno de los más sangrientos enfrentamientos entre las tropas del Khmer Rouge y el ejército Vietnamita que, valga la aclaración, liberó el país de esa sangrienta pesadilla liderada por Pol Pot... Pero luego vuelvo a eso, con más tiempo.

Luego de unos cuantos kilómetros en dirección de Svay Rieng, escuchamos en la carretera el sonido de música y de personas riendo. Algo que en realidad, echando cabeza, nunca sentí en Vietnam. Resulta que la música venía de una casita humilde al lado de la carretera. Como pasamos mirando curiosos, la gente de la casa nos hicieron señas para acompañarlos y unirnos a la fiesta!!! Y claro, entramos, dejamos la bicicleta en el jardín de afuera, y literalmente nos arrastraron a bailar con ellos. Y no habiendo puesto sino los pies, de todas partes nos atacaron con copitas llenas de alcohol de arroz, de ese que se te va derecho a la cabeza!!! Y bueno, el baile... nada que ver con lo que uno está acostumbrado. Es más como una dancita de muñecas, como las que ve uno en la TV en presentaciones clásicas asiáticas. Solo que acá lo bailan hombres y mujeres. Nada salsa, nada merengue, nada reggaeton. Solo esa musica melosa y suave.

Y bueno, luego del baile vino el banquete. Nos sentaron y nos siguieron dando copitas de alcohol de arroz, una tras otra. Cambodia GOOD, Cambodia GOOD decían una y otra vez, mientras sacaban una cantidad de platos de comida, poniéndolos todos en el suelo y forzándonos igualmente a comer mientras nos miraban divertidos. Eventualmente, decidimos seguir marcha, porque si no, terminariamos totalmente borrachos y tirados en quien sabe donde...

Cuando ya casi llegabamos a Svay Rieng, se abrieron los cielos y empezó a caer una tempestad increíble. Con vientos de cara fuertísimos, nos obligó a detenernos en una casita de paja al lado de la carretera. Y por esas casualidades del destino, una voz en inglés nos gritó desde una casa a unos metros más atrás, invitándonos a entrar y protegernos de la lluvia adentro. La persona que nos invitó, resultó siendo un Australiano jubilado que ahora estaba viviendo en Camboya, junto con su esposa (de Camboya también). El hombre, estaba trabajando y construyendo un restaurante y beer garden al lado de la carretera, con un Karaoke también.

Agradeciendo nuestra buena suerte de escapar la tormenta y podernos tomar un café con el hombre (que por cierto estaba más que contento de poder hablar en inglés) nos quedamos charlando y charlando hasta que la noche cayó. El hombre nos invitó a quedarnos esa noche, y como contabamos con un mosquitero y nuestras hamacas, pasamos un par de noches allí en esa vida tranquila, sin electricidad ni servicios públicos, despertandonos por los amaneceres y acostándonos con las más increíbles puestas de sol.

Luego de decir adios y reabastecernos de provisiones, seguimos camino hacia Phnom Penh, que quedaba a unos 140kms más lejos. Con mis dudas de poder hacer esa distancia en el día, el belga estaba bien animado y fuimos empujando hacia la ciudad... Y si, aún con un diluvio torrencial en la vía lo logramos, caída la noche y totalmente empapados, llegamos a Phnom Penh e hicimos check-in en el Lakeside, el ghetto backpacker de Phnom Penh, que queda frente a un lago que regala atardeceres espectaculares.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

POR FIN.... YA ERA HORA DE QUE COMPARTIERAS TUS VIVENCIAS ALUCINANTES EN ESE MARAVILLOSO VIAJE EN EL CUAL SIEMPRE EN LOS MOMENTOS MAS INESPERADOS TE APARECE LA MANO AMIGA QUE TE ALEGRA EL MOMENTL

G. dijo...

jaja... bueno, ahi de a poquitos me desatraso!!!! paciencia, paciencia!!!