martes, 8 de julio de 2008

Cruzando la montaña más alta de Vietnam, hacia Danang

Lan Co estaba relativamente cerca de Hoi An, menos de 100kms en total. El tema, es que en la mitad estaba la montaña más alta de Vietnam, el famoso Hai Van (mar de nubes). Ésta montaña la atraviesa un túnel de más de 30 kms de longitud, evitandole a los autos y buses la subida lenta y tortuosa hacia la cima de la montaña. Pero motivados por la idea de ver a Vietnam desde la cima de su montaña más alta, arrancamos por la carretera vieja, la que solo transitan los búfalos de trabajo y aquellos que no quieren pagar el peaje del túnel. Ah bueno, y los ciclistas que quieren matarse subiendo, esperanzados de una vista inigualable.

La subida, como era de esperarse, fue jodida. Sobretodo porque el día estaba particularmente sofocante, la subida era más pendiente de lo que me imaginaba, y un dolorcillo en la rodilla izquierda le dió por hacer su reaparición. Pero cuando se siente uno cansado, muerto, solamente es mirar hacia el lado del mar, parar un poco a respirar y dejarse llevar por el paisaje, kilómetros y kilómetros de playa limpia, un mar azul hasta donde el ojo puede ver, cubierto de juncos y barquitas de pescadores que se mecen tranquilas, como lo han hecho de siempre. Y enmarcando todo el cuadro, una de las pocas cadenas montañosas de Vietnam. Cada metro que subís, es un metro más conquistado, un metro más de paisaje y de vida.

A eso de la mitad del ascenso, paramos a descansar y tomar agua en el medio de la nada. Unos metros más adelante, había una casita de madera con techo de paja y de ella, salió un tipo lo más de contento a gritarnos 'Hello, hello, come in please' algo así como hola, por favor entren. El sol estaba literalmente rostizante, así que decidimos entrar y descansar un poco a la sombra. Resulta que Hai Van no solo es el paso de montaña más alto de Vietnam, sino que también es uno de los parques naturales más importantes del país. Y el tipo éste, era uno de los cuatro guardabosques encargados de proteger el parque, buenísima gente (a diferencia de un 98% de los vietnamitas) que nos invitó a té y a jugar ajedrez chino. Al rato, nos invitó también a conocer el sector, prometiéndonos una cascada natural con agua helada... semejante oferta no se rechaza facilmente. Y bueno, fuimos con las bicicletas montaña adentro, hasta que encontramos el cauce de un arroyo. Ahi las dejamos y subimos con nuestro improvisado guía, entre la selva, en dirección a la cascada. Eventualmente llegamos, y es una de esas experiencias que pocas veces se ven: vos en una cascada en la mitad de la selva, y de frente, la vista panorámica del mar cientos de metros más abajo. Al rato de andar en ese jacuzzi natural, era tiempo de continuar porque aún no habíamos coronado el paso de montaña. Nos despedimos del tipo increíblemente amable, que de paso nos llenó las botellas de agua con agua de manantial pura.

Luego de no se cuanto tiempo más, al final coronamos la cima... una vista sublime, única, solamente opacada por los bunkers y trincheras olvidados por el tiempo, dejados en el pasado por Estados Unidos, llenos de agujeros de bala y de quién sabe cuantos sueños rotos, testigos mudos de una guerra verdaderamente estúpida sin honor, gloria o victoria.

La bajada de la montaña fue obviamente un paseo. El recorrido que de subida tardó la mayor parte del día, al otro lado de bajada fue hecho en algo más de media hora... Y media hora más tardamos en llegar a Danang, una de las ciudades más grandes de Vietnam, lugar en el que solo estábamos de paso para reencontrarnos nuevamente con las francesas que volaban desde Haiphong, antes de continuar a Hoi An.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Wow!!! de película! Un Abrazo!

Saṃsāra dijo...

G!!! esa foto está alucinante, la peninsula parece salida de never-neverland :P
Me estoy poniendo al día con la lectura lalala

G. dijo...

Es del never neverland con sabor Vietnamita!!!! jajaja...

...y bueno, yo me estoy poniendo al dia con la escritura lalala

Besos, locita!