Con el invierno tocando la puerta de la casa y luego de una semana intensa de exámenes de mid-term, sin querer queriendo uno termina por hacerse también una evaluación de mitad de semestre. Sin calificaciones, sin cuadernos, sin noches de trasnocho a última hora para aprenderse los caracteres hanzi de turno. Solo están sobre la cama los recuerdos, los pensamientos y la vocecilla de la consciencia que de vez en cuando aparece.
Han sido ya varios meses de estudiar y vivir en una ciudad bastante diferente a lo que uno está habituado, de sumergirse día tras día en una cultura ajena, de aprender diariamente decenas de nuevas palabras y letras que antes parecían formar un extraño jeroglífico, y a fuerza de repetir, (tratar de) memorizar y hábito, van siendo más familiares.
Aprender Chino/Mandarín/Putonghua no es tan sencillo como aprender otros idiomas más cercanos, como el inglés o alemán, o los más emparentados francés, italiano o portugués que aparte de compartir alfabeto, comparten igualmente raíces, lo que hace que la gramática y el vocabulario sea más intuitivo.
Aprender Chino, por otra parte, es aprender también costumbres, tradiciones, simbologías que no son tan evidentes, al menos para los ojos de un laowai como yo. Es también aprender a diferenciar más que los tonos de cada sílaba, la emoción detrás de ellas, el sentido que se les quiere dar.
Lo primero que uno tiene que tener antes de estudiar Mandarín, es una fuertísima dosis de motivación. De paciencia también, y no está de más también tener algo bajas las expectativas. Al ser un idioma del que se está aprendiendo todo, absolutamente todo desde cero, la curva de aprendizaje es sumamente larga… por lo general necesitás bastante tiempo para tener un nivel decente.
En suma, es un un idioma bastante desagradecido como diríamos en casa. Allí es donde entra en juego la motivación.Por qué uno se motiva a estudiar Chino? Pueden haber tantas respuestas como personas aprendiendo, pero hablando con los compañeros de clase, y amigos, por lo general éstas razones se agrupan en unas categorías muy definidas.
Está la más obvia, que son los que están estudiando el idioma como parte de su carrera profesional de idiomas. En la Universidad se ven muchos éstos, que son los Koreanos o Japoneses que duermen en los dormitorios de la Uni y se mantienen con sus libros de estudio debajo del brazo. Participan en todas las actividades académicas y extracurriculares, y en un par de semestres ya hablan chino con una facilidad increíble.
Luego, están los verdaderos apasionados por China y por la cultura, que motivados por la llama de la ilusión de acercarse más al camino de la sinología, estudian el idioma por hobbie y se ven en las clases de pintura o caligrafía. Les encanta China, la gente, la cultura y las tradiciones ancestrales. Se saben de memoria pasajes enteros de poetas antiguos, logran gran satisfacción viendo las acuarelas de paisajes de bambú, lirios y cascadas envueltas en bruma. Para ellos, es un sacrilegio el hecho que Occidente penetre, viole y corrompa los velos sagrados de las tradiciones, con sus McDonalds, Porsche, y aeropuertos en cada ciudad...
En la lista también están los que tienen la plena certeza que aprender Chino es algo que es necesario para ser altamente competitivo en el siglo XXI, una herramienta imprescindible del know-how para ser un profesional exitoso y dinámico, capaz de enfrentarse a los riesgos y retos de un mundo globalizado, guiado por amplias estrategias de flexibilidad y pluriculturalidad, en un esquema macro… ya saben a que me refiero. China es un país lleno de oportunidades, como lo fue el famoso wild west en la época de la fiebre del oro, o como fue América con sus ríos de plata, caciques vestidos de oro que reinaban sobre indígenas que eran algo más que meros animales.
Están también los que aprenden en Chino para no tener que quedarse en la casa viendo televisión o rascándose las… Son por lo general esposas, novias o hijos de los expatriados que trabajan en las multinacionales. O son los que están en China por purísimo azar… los tipo “su dinero puede estar en el lugar equivocado”.
Finalmente, están aquellos que están estudiando Chino porque… bueno… porque… es complicado. Les gusta China, pero sin fanatismo. Les gusta, simplemente. Creen que el idioma es interesante, y puede o no ser útil en un futuro. En el fondo, esperan que sí sea. Les gusta la comida, pero les asquea el olor a tofu en las calles. Entienden y desentienden todos los días las costumbres chinas.
En cual estoy? Já....
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