Hoy me levanté sin muchos ánimos, sin mucha energía. De esos días que no todo encaja. Que te montás en la bici y preferís no tener un destino por delante, sino tan solo dejarte llevar por el camino. De estar moviendote, solo por sentir el solecito que te calienta, te da esperanza. Sentir que te hace volar el viento en la cara.
Hoy... Te das cuenta que no hay grandes revelaciones, no hay apariciones místicas. No hay visiones amarillas y doradas en tu cabeza, y tu corazón se siente más o menos como se sentía ayer. Te sentás debajo de un sauce chino, junto al río, viendo barcazas pasar con pereza, viendo a viejos y niños jugar con cometas que rasgan el cielo, viendo al vendedor de manzanas de caramelo regalándole un pedacito de alegría a los más pequeños.
Una banquita solitaria al otro lado del parque, en la que los amantes se pierden también en el sol, en el agua, en los cabellos y en los labios. Si, no hay grandes revelaciones, solo un sabor dulce, tranquilo, en la boca y en el cuerpo. Un pequeño temblor en el alma, y un gustico por vivir, de estar acá con el viento, la música, el día claro de comienzos de invierno, con la libertad de poder ser vos mismo y estar bién así. Satisfecho, a cuentagotas.
Pero también queda ese oscuro temor de que ese instante pase, y no vuelva, y que te quedés vos solo buscando más revelaciones, señales y epifanías...
Todo enmarcado por una muralla de decenas, cientos de años, vieja, incompleta, que defiende del viento y del olvido a una pagoda anónima, que susurra una historia alguna vez importante. Faroles que de día se mecen intranquilos buscando que caiga la noche y que la luz los saque de su inactividad, los aleje del olvido. Gente, mucha gente como vos y yo. Pescando, durmiendo. Barriendo con grandes escobas de ramas secas y anudadas. Paseando, hablando. Gente simplemente siendo.
Y algunos metros más allá, la vida sigue. Personajes regordetes sin camisa estirando con sus manos los noodles del día. Veinte pisos más arriba, una presentación en powerpoint y veinte pares de ojos mirando sin mirar. Los niños gritando y corriendo, con sus maletitas multicolores.
Hoy, un día más.
2 comentarios:
lo importante es estar en el ahora - de resto nada importa
para que, pero si... gracias!
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