Cierta vez, un ladrón estaba robando un gran tesoro de oro de un famoso y antiguo templo. Luego de guardar su preciado botín, caminó silenciosamente a la salida pero escuchó que se acercaban pisadas.
Para salvarse, el ladrón suelta el oro y se sienta en silencio, haciéndose pasar por un sabio meditando. Aquel que se acercó a él resultó tan convencido por su apariencia que, sin saber quién es en realidad, lo llena de preguntas y más preguntas. El ladrón, quién resulta siendo muy buen actor, es cada vez más y más visitado por personas y buscadores que quieren resolver sus dudas.
El ladrón nunca logró escapar del templo.- Autor Desconocido
domingo, 25 de febrero de 2007
El ladrón y el sabio
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