sábado, 21 de julio de 2007

Xi'an a Hangzhou

Era hora ya de ir al este, de alejarse un poco del centro de China, para empezar el viaje hacia Shanghai, donde arrancaria la travesia lamiendo las costas del Mar de China. Logramos conseguir tiquetes saliendo de Xi'an (cosa que al parecer es imposible) hacia Hangzhou. El tema, es que el viaje dura casi 24 horas en tren... Y los tiquetes que logramos conseguir para salir de Xi'an, unicamente eran en silla... O sea, el dia completo de viaje en tren, estariamos enclaustrados con quien sabe cuantos cientos de cristianos (o no cristianos). Arreglamos todas las cosas como pudimos, hicimos tiempo en la habitacion, y salimos a comprar las provisiones que nos duraran al menos el dia de viaje que teniamos.

Litros y litros de agua, frutas, mani, pan, chocolates, cafe, papas fritas, noodles... Todo el armamento necesario para que pudieramos viajar con un minimo de tranquilidad y con el estomago lleno. 24 horas. En sillas. Atravesando cientos y cientos de kilometros, al lento vaiven del tacataca de la carrilera...

Y bueno, mas corriendo que tranquilos llegamos al tren, que por cierto ya estaba lleno. Habia alguien en mi silla, no habia espacio para mi mochila, no habia casi por donde caminar... Pero en ultimas, el tipo que estaba donde estaba yo finalmente desalojo la silla (lo bueno del compartimento de las soft seats es que la gente es mas decente), y pude medio poner mi mochila en el corredor del tren, que recibia esporadicamente los golpes y patadas de la gente que no la veia.

Las horas fueron pasando una detras de otra, la mayor parte me la pase leyendo, hablando, mirando al paisaje cambiante de una china no aun descubierta, escondida y agazapada, lista para saltar en cualquier momento. Un continuo ininterrumpido de paginas leidas, palabras sueltas en mi ingles destartalado, campesinos sobre la tierra, botellas de agua y mucho, mucho mani. La dormida, medio jodida... Nuevamente practique el tao de dormir en cualquier parte... Sobre mi mano, sobre una semi-mesa, sobre el vecino, de pie...

Un dia despues, llegamos a Hangzhou, cerca a Shanghai. Marco Polo en su epoca, describio celebremente a Hangzhou como una de las ciudades mas bonitas del mundo, y hay un viejo proverbio que cita "...en el cielo estan el cielo y las estrellas, en la tierra estan Hangzhou y Suzhou..."

Esa fue la principal razon por la que tome el tren a Hangzhou, y bueno, espero quedarme un par de dias para redescubrir muchos siglos despues aquel famoso Lago del Oeste que hizo que Marco Polo se enamorara perdidamente de la ciudad.

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