Te amarra al piso, te vuelve más pesado, aunque por dentro te sentís mucho más etéreo: un ligero zumbido en la cabeza, y una sensación de vacío son los responsables de ésto.
Un sabor frío. Tan frío que te va congelando por dentro, convirtiendo tus pensamientos en viejos y oscuros fantasmas, y tus ojos en dos trozos de hielo pulido y brillante.
Hoy, por primera vez, sentí que la tristeza vino y se hizo sabor. Pesada y dulce como la miel.
El hielo se derrite.
«Sobre las alas del tiempo la tristeza escapa.»
- La Fontaine
- La Fontaine
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