viernes, 22 de agosto de 2008

Adios Camboya

Stung Treng quedó siendo sinónimo para mi de ver puestas de sol en hamacas, desatrasarse de libros viejos, almorzar y cenar decenas de postres diferentes, y como postre: sopa de sangre. Pero vamos poco a poco.

Anochecía cuando llegué a Stung Treng. Los hoteles o estaban llenos, o eran muy caros. Eventualmente llegué a una guesthouse de mochileros, que había inicialmente decidido ni mirar porque estaba en el Lonely Planet, siendo equivalente a precios altos y mal servicio. Pero fue una grata sorpresa el ver que la guesthouse estaba limpia, la familia que la atendía era increiblemente amable, y los precios eran baratos: dos dólares por mi, ejem, penthouse privado, con salida a una terraza que practicamente me pedía poner mi hamaca en ella. Cosa que hice, claramente, desde bién tempranito. Lo bueno, además, es que en esa guesthouse tenían una biblioteca muy buena, con libros que podías cambiar. Renové así toda mi pequeña colección, y con horror voy notando que cada vez voy teniendo más y más libros, que me toca acomodar como puedo en las alforjas de la bici. Conté ésta vez 12 libros, entre guías y literatura de todo tipo. Pero lo bueno es que conseguí la guía de Laos, que me estaba haciendo falta... Aunque no era la última edición, al menos me servía para todo el tema de mapas y tener una idea de distancias y poblaciones.

Desayuno de campeones: pan francés con leche condensada. Luego, lectura. Almuerzo: postres!!! ya mencioné lo tanto que me gustan los postres de Camboya? unas mezclas extravagantes de vegetales, frutas, granos, azucar, leche condensada y leche de coco. Fríjoles con leche condensada y piña. Soya con manzana y espolvoreados con azucar. Bolas de tapioca rebosadas en leche de coco. Maiz cocido con azucar... hmmm..... se me hace agua la boca. Y no es por molestar, de verdad que son un gusto adquirido, y la falta de chocolate y otro tipo de dulces 'occidentales' te abren el apetito a otros sabores y texturas! Nunca me aburrí de todas las diferentes combinaciones que existían. De lo que si no me he podido acostumbrar son de los vasos de agua 'públicos'. A ver, en los mercados, y en la mayoría de restaurantes informales de Camboya (y Vietnam, hasta un punto) te ofrecen toda el agua (generalmente hervida) que te puedas tomar. El unico punto es que te la tomas en un vaso comunal o sea en el que cien, doscientas personas han tomado antes. Pero algo ha de tener esa agua, porque en los meses que llevo en esas no me he enfermado del estómago ni una sola vez! Habrá que ver a que santo le debo el milagrito! Y como ya me había saturado de dulce, busque una alternativa ligera salada, una sopa. Y encontré una sopa de noodles muy barata, a 2000 riel el plato (un cuarto de dolar). De esas me comi varias, y repetí en la cena. Solo después, la dueña de la guesthouse me dijo que esa sopa era hecha en realidad de sangre... esa era la proteína. Ugh... pero bueno... a lo hecho pecho!

La dueña del guesthouse, una menudita Camboyana, cuando le contaron que yo viajaba en bici, me mostró muy orgullosa una enorme bicicleta de touring completa con alforjas y todo, una que ni yo podría manejar comodamente. Pero ella estaba muy contenta, me decía que la manejaba a todas partes y que se la había vendido un viajero de israel que había pasado por ahí y se había quedado sin plata. Me dijo que había pagado 500 dólares, un gangazo, porque el tipo le mostró los recibos originales y costaba tres veces eso. Su sueño era también viajar por ahí, claro que quería empezar visitando ciudades cercanas y luego, quién sabe, hasta llegar a Phnom Penh! La animé diciéndole que yo llegaba de allá y que no era tan difícil. Aunque pensaba yo que con esa bicicleta enorme tal vez viajar larga distancia iba a ser un poco difícil, pero también recordaba como niños que apenas saben caminar, ya van montando en una bicicleta para personas dos o tres veces su tamaño....

En las visperas de la partida, conoci a los franceses que habia visto bajarse en el bus antes de Kratie, en la mitad de la nada. Hablando y hablando, me contaban que uno de ellos era estudiante de arqueologia Khmer (como carrera!) y hablaba Khmer perfectamente. Estaba trabajando restaurando varios templos de Angkor Wat, y ellos lo estaban visitando. La vez que los vi en la mitad de la nada era porque ellos querían conocer unas ruinas (que son tan oscuras que ni salen en los libros). Pero que fue un lugar increible, porque el arqueologo les explicaba cada roca, cada detalle, cada historia. Lo que para mi es una imágen bonita, para el arqueologo éste era un libro de historias y anécdotas... Y tiene mi misma edad! No me imagino del buen tiempo que van a pasar en Angkor Wat... donde cada roca tiene detrás una historia!

Y bueno, salida hacia el puesto de aduana de Camboya, mañana será otro día, y con suerte, ese día lo pasaré en Laos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya me desatrasé!! Hay más???? Y Laos? Y Tailandia?? Muchas preguntas!! A la espera de renglones colmados de respuestas!! o de más preguntas? Un abrazo!

Saṃsāra dijo...

jeje Laos!! qué no estuviste allá el mes pasado?? ahh no!! te desperezas y te pones a escribir ya mismito! un abrazo Gcito!! te seguimos leyendo :)

Anónimo dijo...

Saludos desde Panamá, es un increíble blog.

Quisiera tener la facilidad que tienes para escribir.

Chao!!