Imaginate, si puedes, un enorme campo de batalla en el medio de unas colinas. Es un combate mitico, en donde luchan grandes, enormes colosos de roca, con su amorfo ejercito mineral de criaturas y esclavos. A cada paso que dan, retiembla el piso, en cada golpe, los arboles caen.
Caen tambien heridos, en pedazos, los gigantes de roca, sangrando agua pura, llena de vida y minerales. Imaginate el lento movimiento de esos gigantes, luchando por permanecer en pie, en un solo pedazo. Y de como, golpe tras golpe, cambian los titanes de cuerpo, de expresion, de postura. Nuevas formas se levantan de sus trozos caidos.
Imaginate ahora, si puedes, que el tiempo se detiene, y detuvo con el esta lucha de principios del tiempo. De los agitados y violentos movimientos de guerra, solo quedan testigos la tierra llena de heridas de batalla, y el cielo, mudo, vasto, silencioso.
De los arroyos y manantiales que brotaron del interior de los caidos, crecieron arboles, flores, bosques, y con ellos, mas vida. Imaginate esta escena, si puedes, y habras imaginado al solemne y misterioso bosque de piedra, oculto y abrazado por la tierra monta~nosa del sur de China.
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