domingo, 18 de mayo de 2008

Pedaleando entre la búfalos y terrazas de arroz

Y fueron dos días en total que me acercaron finalmente a Xinjie. Las carreteras mejoraron un poco, pero igual eran mayormente subiendo montaña, bastante duras para mis piernas de falso montañero... Pero si bién el esfuerzo estuvo titánico, el paisaje hizo que todo valiera la pena. Subiendo a la región de Yuanyang, famosa por sus campos de cultivo de mil colores que resaltan particularmente en los crepúsculos y los amaneceres, la mayor parte de la carretera estaba bordeada de éstas increíbles terrazas, trabajadas juiciosamente por los campesinos de la región, seguidos por sus búfalos y sus niños. Las mujeres también trabajan hombro a hombro con los hombres, pero lo particular es que ellas trabajan con unos sombreros y vestidos tradicionales, muy vistosos, bordados y tejidos con cuentas brillantes de todos los colores... Para ellas, su orgullo es poder mostrar su cultura y su status en sus vestidos. Los hombres? También tienen su traje tradicional: Jeans rotos y camisetas viejas.

Aparte de lo jodido de las carreteras, algo interesante es que de vez en cuando encontrás un puesto de venta de sandías, la salvación en esos días de subida casi permanente. Y aún más esporádicamente, encontrás "baños públicos"... que de baño no tienen ni el nombre... La competición por el Baño Más Desastroso de Asia está reñida!!! Cada vez más y más competidores entran en el cuadrilátero.

Otra cosa interesante de éstas vías, es que son multiusos. Aparte de cumplir su obvio uso de medio de transporte para los tractores viejos y camiones, sirve magistralmente para secar frutos y granos que los campesinos recogen. De hecho, la primera vez que ví esto no sabía si todas esas hojas y granos que estaban en la carretera era porque algún camión las había dejado caer... Pero no, son puestas sobre toda la carretera para que entre el sol y los esporádicos vehículos que pasen por encima las sequen para eventualmente poder ser consumidas o vendidas. A alguien se le antoja maní con sabor a neumático de tractor? O té aromatizado con pecueca de búfalo?

Igual, fué un viaje durísimo pero muy bonito, con la gente y los niños saludándote efusivamente, para luego seguir en su día a día, de arrear los búfalos cuesta arriba, y espantar a los pollitos suicidas que cruzan la carretera sin mirar a los lados...

Y eventualmente, llegué a Yuanyang.

2 comentarios:

Saṃsāra dijo...

Los pollitos que hacen onomatopeya! (léase Oh no matopeya!!)

G. dijo...

lo: casi no lo entiendo, pero eventualmente me rei como un tonto... jajajajaj! abrazote!