Luego de pasar un par de noches en el pueblo olvidado de todos llamado Menglun, arranqué nuevamente cuesta arriba, medio perdido entre tantos caminos y tantas señales en Chino que entendía a medias. Afortunadamente, ahi me defendía preguntándole a la gente como era la vuelta, o que tenía que hacer para ir a X o Y lugar... Y mi mapita semi-destruído de China también dió la talla!!!!
En fin que luego de todo un día de camino extenuante nuevamente por carreteras destapadas y empinadas, llegué a otro pueblo más pequeño aún que ni aparece en los mapas, ni entendí muy bién como se llamaba. Como ya estaba tarde y obviamente en mi ladrilluda Lonely Planet China no aparecía, empecé a buscar cualquier hotelucho, tarea no fácil, porque en ese lugar ni los buses paraban. Como andaba con un hambre terrible, paré en un restaurante que vendían los noodles estirados a mano (la mian) . El tipo era musulmán, con gorrito blanco y todo, en resumidas cuentas un bacán completo. De hecho como ya estaban comiendo con la familia, me dijo que me uniera a ellos y pues bién que me volvió el alma al cuerpo con semejante comilona... Hablando y entendiendo a medias, me contaba que es de la provincia de Qinghai, a miles de kilómetros más al norte, pero que emigró a las tropicales tierras del sur porque hacía unos años que el gobierno estaba presionando mucho a los musulmanes en esa provincia. Muchos de sus familiares habían perdido sus trabajos y tierras, y estaban verdaderamente pobres... pues el probó suerte, y terminó abriendo un restaurante en un pueblito anónimo, pero parecía verdaderamente feliz.
Al rato, luego de comer y comer y devorar y tragar y tomar y volver a comer, seguimos hablando de mi vida, de su vida, de las diferencias de costumbres, hasta que terminamos finalmente en religiones (un tema nada fácil de dialogar si uno no domina el lenguaje). El hombre estaba maravillado que en mi país no hubiera una mayoría de gente que creyera en el Islam, porque para el era un camino de mucha sabiduría y buen vivir. Lo que si me decía, era que es triste que en muchos lugares por pura ignorancia, pensaran equivocadamente que los musulmanes estuvieran totalmente locos. Ellos, según me contaba, buscaban lo mismo que todo el mundo, querían un poco de paz y felicidad en sus vidas y en las demás. Gente humilde, pero supremamente amable...
Finalmente, fue a la cocina y sacó un instrumento musical de cuerdas, parecido a un violín, pero chino. Y empezó a tocar un poco, y a cantar, y a hacer bromas que solo ellos entendían, y a cantar más... La noche entró más y más, y luego de ver que ya se me estaba haciendo verdaderamente tarde, me disculpe y le agradecí por la noche, y le pedí la cuenta. El hombre todavía riéndose me dijo, fresco fresco pelao, que hoy por mí y mañana por mi, aparte sos el primer latino que conozco y todo bién!... O bueno, algo así, pero se empeñó en que ésta vez no era un cliente sino un invitado... Un completo bacán, en el medio de la nada!!! Aparte, mandó a su hijo a mostrarme el camino donde quedaba el único hotelito del pueblo, y que no me pasara nada. «Man man zou», me dice al final, que en Chino quiere decir "vaya con cuidado para que no le pase nada!".
Éstas son las sorpresas que le pasan a uno por terminar en un lugar que no esperaba, por ir lento, muy lento, sin planes ni ataduras... Conocer esa gente que de verdad aunque no tengan mucho, son muchísimo más felices que la mayoría de gente que conoce uno día a día...
3 comentarios:
Y al final del día te das cuenta de que los ángeles siguen ahí, guiándote, protegiéndote, haciendo más llevaderas las 100 vidas de Mario Bros que te has ganado en las mejores batallas. Un abrazo!
anonimo: es cierto... me encontre el secreto de las 100 vidas!!!!!!!! que bueno leerte por aca!
Pana, alguna vez discutíamos la frase "La vida es como un libro, quien no viaja solo ha leído la primera página"... creés que ese señor que te invitó a comer y se le notaba era feliz sólo ha leído la primera página??
...O será que se leyó otro libro!!??
Publicar un comentario