Ah, las maravillas y comodidad de Internet. Después de un día sumamente cargado de presentaciones en powerpoint, sonrisas colgate, y hacer incontables venias y reverencias a los clientes, subí de nuevo a mi ya conocida habitación del Sonesta en El Olivar. Nuevamente a empacar los trajes y las corbatas en la utilísima maleta carry-on que me acompañó alrededor de medio mundo. Mañana debería tomar por última vez el Avianca a Bogotá, del que sería mi último viaje por trabajo.
Pero... Me esperaba un fín de semana con un Lunes festivo de vuelta en casa. O sea que podría aprovechar y quedarme un tiempo en Lima? Visitar Nasca? O mejor aún.... Podría visitar Cusco, y subir a la mítica tierra de Machu Picchu?
Al menos en papel sonaba bién la idea. Ahora solo faltaba realizar la logística, teniendo en cuenta que faltaba menos de una noche para poder salir. Y bueno, click, click, click, enter, click, y en menos de diez minutos tenía mi boleto por TACA saliendo a las 6.00am (!) de Lima a Cusco. En eso de una hora y media estaría cruzando los 1,200 kilómetros y llegando por fín al aeropuerto Velazco Astete, de la gloriosa ciudad de Cusco. Cusco, en Quechua significa el Ombligo del Mundo.
Cusco es una ciudad de casi 300,000 habitantes, fundada por los míticos Manco Cápac y Mama Ocllo, hijos de Inti o el rey sol. A unos 3,500 mts. sobre el nivel del mar, el clima es más que todo frío, con unas noches y amaneceres verdaderamente helados.
Pero bueno, una vez recién salido del avión encontrás la avalancha humana de gente que quiere que vayas a su hotel, compres su tour, te lleves abrigos de piel de alpaca, conozcas a su hermana... en fín. Lo que es realmente impresionante es que la gente te habla en inglés perfecto, o francés, o italiano. Luego de empujones y unos cuantos gritos, ya estaba respirando el aire frío de la mañana de Cusco. Taxis a 10 dólares, 20 dólares y para arriba. Nah. Salí a la calle fuera del aeropuerto, y un Taxi me llevo a mi hostal por cinco soles (algo menos de dos dolares).
Luego de desempacar todo lo mío en el hostal, ya era libre para vagar por Cusco a mis anchas.... casi. Tenía que comprar rápidamente el tiquete de tren que me llevara a Aguascalientes, el "base-camp" de Machu Picchu. Luego de entender los mapas y darme cuenta que las distancias en Cusco son bastante cortas, tomé una caminata de menos de diez minutos a la estación de Trenes. Compré el tiquete "Backpacker Cerrojo" que tiene unas condiciones un poco restrictivas, pero que me iban perfecto. La idea era que salía en la tarde de mañana desde Ollantaytambo, llegaba casi a medianoche a Aguascalientes, y la devuelta era a primera hora dos días después. O sea que tenía que pasar dos noches en aguascalientes, pero lo bueno es que el tiquete era el más barato de esa manera. Y podía aprovechar mañana el tour por el valle sagrado, para quedarme en Ollantaytambo y tomar el tren en la noche allí.
En camino de vuelta a la plaza de armas, luego de ser un orgulloso comprador de un tiquete a Machu Picchu, me topé con una oficina de LAN, y como no tenía el tiquete de vuelta a Lima, lo compré allí. Evidementemente, LAN en servicio y calidad supera con creces a Taca (cuyo lema pareciera ser "100% comprometidos en saber que tan miserable podemos hacer la estadía de un pasajero con nosotros").
La plaza de armas es el centro del Cusco turístico. Llena de agencias de viajes, restaurantes y turistas, también es el hogar de la Catedral, y varias iglesias que sirven de marco a la plaza. Algo interesante, es que en un cuadro de la última cena dentro de una iglesia, en vez del pan que está presente en todas las pinturas, está un Cui tostado, uno de los platos nacionales del Perú. Como estaban en misa, pude entrar sin pagar los 15 Soles que por lo general cobran. Y como por variar, esta iglesia fue erigida sobre uno de los lugares sagrados de Cusco, el palacio de Wiracocha. Luego de conocer las iglesias, me perdí un buen rato por la ciudad, conociendo varios barrios tradicionales, mercados, etc. En la tarde, luego de un lomo saltado, me metí en un bus que me llevaba a conocer los principales lugares sagrados del imperio del Tahuatintsuyo (o Inca). Qoricancha (o Coricancha, o Koricancha,...). Literalmente llamado "El patio de oro" porque en su época estuvo revestido con oro, éste fue un templo erigido en honor al Dios del sol. Lo impresionante del Q'oricancha, es la perfección de la construcción. Sus paredes son perfectamente diseñadas y construídas con bloques de piedra con una perfección tal, que no puedes pasar la hoja de un cuchillo entre bloque y bloque. Además, no usaron ningún tipo de relleno o resane entre los bloques. Cuando los españoles llegaron y desterraron al imperio de los Incas, destruyeron gran parte de ese templo, construyendo la iglesia de Santo Domingo. Años más tarde, luego que un fuerte terremoto sacudió al Cusco, la iglesia fue practicamente destruída, pero las paredes del antiguo templo de Q'oricancha, permanecieron en pie, dejando testimonio de la maestría de construcción de los Incas.
Luego de acá, seguimos hacia Sacsayhuamán, y acá es donde los guías repiten una y otra vez el ya desgastado chiste que los Incas le habían puesto así por tratar de decir "Sexy Woman"... Sacsayhuamán es impresionante. Dicen que Cusco fue diseñado para tener la forma de un Puma, animal sagrado de los Incas. Sacsayhuamán era en su época la cabeza, uno de los centros religiosos y políticos más importantes. De su original majestuosidad no queda mucho, pues los edificios y templos fueron destruídos por los Españoles, pero hoy en día, aún quedan grandes monolitos de piedra como evidencia de lo que pudo llegar a ser. Entre ellas, hay una GIGANTE roca pulida, que mide más de cinco metros de altura, y llega a pesar más de 300 toneladas. Como lograron subir esas rocas a la cima? Es aún un misterio del que se inventan teorías.
De allí, subimos a Quenqo, una formación rocosa donde estaban simbolizados los tres espacios sagrados de los Incas, el cielo (donde estaba el Paraiso), la tierra (hogar de los hombres), y el subsuelo (hogar de los seres imperfectos). Había una interesante mesa "quirúrgica" donde parecía que llevaban a cabo sus labores de momificación. De allí, viajamos a Tambomachay, fuente natural de aguas cristalinas que solían ser los baños sagrados del Inca, donde él se purificaba antes de realizar cualquier decisión u acto importante. En el tour habían bastantes argentinos, con los que estuve hablando bastante y al finalizar la tarde, luego de un merecido baño caliente, estuvimos tomandonos unas Cusqueñas y hablando un poco de nada.
No muy tarde me entré a dormir, porque estaba cansado y al otro día haría el recorrido del Valle Sagrado antes de tomar el tren en Ollantaytambo para conocer el Machu Picchu!
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