miércoles, 11 de julio de 2007

La magia de lo cotidiano

El dia anterior, luego de dejar las maletas, visitamos varios, muchos templos budistas y taoistas. Por la noche, lo belgas y yo caimos como bebes sobre la cama, de la habitacion de un hotel solo para nosotros, que en realidad estaba bastante bien, y lo mejor es que tenia su propio bano y ducha en la habitacion. Todo un lujo! En total, cada uno tenia que pagar 30 Yuan, algo asi como 3 dolares.

Salimos tempranito, porque la idea era hacer hiking o caminata sobre una de las montanas que estaban alrededor de la ciudad de Wutai Shan. Luego de un desayuno completo, y de comprar provisiones, salimos del pueblo hacia el norte, buscando algun indicio de sendero o camino en el cual pudieramos subir a la cima de alguna de las montanas, a mas de 3000mts de altura.

Cada vez mas alejados del pueblo, fuimos entrando por los senderos de campesinos, bordeando arroyos, mirando la vida de la China rural, casas de barro y tierra, hornos para cocer ladrillos, pastores con sus cabras, templos olvidados que han visto decadas pasar...

Y con la mejor de las intenciones, comenzamos la subida que ingenuamente pensabamos que seria corta y sin complicaciones. Yo trataba de mirar la cima, con el optimismo del Colombiano, y pensaba que no nos tardaria mas que un par de horas, siguiendo el camino por el que ibamos. Pero pues resulta que despues de un par de horas largas de camino, el sendero se iba haciendo cada vez mas y mas pequeno, hasta eventualmente desaparecer en un riachuelo que venia de la montana.

Unanimanente dijimos, up is the way, y como pudimos empezamos a subir la ladera pendientisima de la montana. Esquivando zarzos con espinas, subiendo paredes de roca, agarrandonos como podiamos a la vegetacion, pasaron algunas horas mas, hasta que despues de tanta terquedad, tanto optimismo, logramos llegar a la cima... Y fue verdaderamente magico. La montana tenia una vista privilegiada sobre todo el valle de Wutai, y de las demas montanas. Solo escuchabamos el viento golpeandonos fuerte de frente, limpiandonos los pensamientos y secandonos el sudor. El sol, como lo hace desde hace milenios, lentamente recorria el cielo lamiendo el dulzor de las laderas de las montanas, y algunas nubes hacian contrastar el verde de los pastos, proyectando su sombra oscura, intensa, viva.

Bajamos como pudimos, por paredes que se volvian precipicios, y cenamos cuando cayo el sol en un mercado tipico, donde comian los habitantes del pueblito. Luego de varias cervezas, mucha risa con la gente, y un monton de platillos raros que ni idea que eran (lo que parece ser la constante estos dias), fuimos para el hostal porque el otro dia era dia de camino, de carreteras empolvadas y autobuses sobrepoblados.

Nos quedamos en la ventana de la habitacion, mirando la gente pasar, y solamente saludando a todos: peregrinos, ninos, monjes, parejas. Asi nos separen miles de kilometros, de ideogramas, de diferentes dialectos, de rasgos faciales, de costumbres y cultura, cuando ves la risa sincera de un nino que te dice "nihao", sientes que en realidad eres lo mismo, que te puedes comunicar con ese lenguaje universal que son los sentimientos.

Ya estaba bastante entrada la noche, cuando salimos un rato a ver la noche de la montana. El pueblo estaba totalmente dormido, calmado, silencioso. Pero la sorpresa magica del dia, fue cuando miramos al cielo, y un par de estrellas fugaces aparecieron rapidas, rasgando uno de los cielos mas claros que he visto en mi vida. Tantisimas estrellas y constelaciones, alumbraban tenuemente nuestros ojos, nuestras caras de asombro y fascinacion.

Y de pronto, cortando el silencio de una noche limpida, sin luna, y con todas las estrellas, empezo de la nada un canto grave, solemne, profundo, que provenia de uno de los monasterios de la montana. Al rato, de otro monasterio empezo otro canto. Y asi se fue repitiendo uno tras otro por unos minutos que parecieron siglos. En momentos como esos, no tenes nada mas que hacer que sentarte, acostarte sobre la tierra, mirar las estrellas pero como si tuvieras los ojos cerrados, como si estuvieras sonando, como si no estuvieras ahi (o tal vez estando como nunca antes) y conmoverte por las pequenas cosas, por abrir los ojos y el corazon, por ser tan afortunado de poder vivir toda aquella magia de lo cotidiano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

caminar es algo, normal, ascender es mucho mas complicado pero escalar....mis respetos y con cuidado porfis.tata

G. dijo...

pero el destino esta de mi lado... por ahora! abrazos!