viernes, 22 de junio de 2007
Miyajima
Luego de visitar el parque de la paz, el museo, y los sitios historicos de Hiroshima (que por cierto te dejan en un estado de shock bien jodido), salimos a Miyajima, que segun los libros de viaje japoneses, hace parte de uno de los tres lugares mas bonitos de Japon. Luego de un viaje pintoresco que combinaba tranvia, tren y barco, llegamos a la famosa Miyajima, ciudad sagrada en la que que unicamente podian vivir los monjes Shintoistas. Miyajima, es una ciudad costera, y su monasterio queda al lado del mar, y de hecho fue disenado como si fuera un muelle. La vista mas famosa, eran las famosas puertas al monasterio (o tori), que flotaban sobre el mar interno de Japon. En realidad no es que floten, sino que estan clavadas en la playa y cuando hay marea alta, pareciera como si estuvieran flotando (la foto del lado es la tipica foto idilica de las postales).
Pero bueno, el dia estaba gris, estaba medio lloviznando, y la marea no estaba totalmente alta. Conclusion? No era Miyajima tan sublime como lo pintaban los libros y fotografias de las postales. Di tu, un Barranquilla budista con una puerta flotante en la bahia. Curiosamente, en Miyajima hay muchos venados y monos (o micos pues) sueltos, y son considerados tambien sagrados, como los monjes. Saltan y corren por ahi, detras de los turistas para que les den algo de comer. Nada espectacular, pero valga la aclaracion que por primera vez vi a Bambi recien nacido y tratando de caminar!
Luego de iluminarnos con la vista sublime de Miyajima (ja), volvimos a Hiroshima y terminamos el dia comiendo una sopa anonima en un restaurant anonimo (pero que por cierto estaba muy rica), y jugando una especie de triqui (o tic tac toe) japones, mientras tomabamos vino de durazno. La noche se hacia corta, y al otro dia habia viaje planeado a Kyoto.
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1 comentario:
Hola hace muchos años estuve en ese mágico lugar japonés, llegamos con un amigo que lo conocíamos como lechecita, en esos momentos nos ganabamos unos yenes vendiendo joyas de Thailandia, y llegando al lugar, al lado de unos venados instalamos el negocio al rato que ya habíamos vendido algunos neckless, llegaron unos tipos como de la mafia de Yakuza, sin embargo nos dimos con la sorpresa que eran Keizatsu (polis) ya se imaginan que paso nos fuimos a parar a la estación de policía, despues de tanto hablar y practicar nuestro nihongo latino con nuestros tomodachis (polis), nos dejaron libres y solo nos pidieron nunca mas venir a vender en un lugar tan sagrado para ellos, cosa que no sabíamos en ese entonces, despues de salir de la estación y de la pura suerte que no nos deporten, nos fuimos a hacer turismo y tomarnos unos zake´s, esto fue una experiencia fuera de lugar, pero ahora que veo las fotos del Toori de Miyajima los recuerdo con mucha nostalgia, fue un pais que me brindo finalmente mucho en la vida. Espero regresar algun día a Japón pero ya con mis esposa y mis dos hijos, pero hacer turismo y no hacer negocio en esa isla. Saludos
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