viernes, 22 de junio de 2007

Dolorosamente Hiroshima

Una vez llegas a Hiroshima, nunca mas la podes volver a dejar atras. Se te queda grabada en el recuerdo, en las manos, en el corazon. Solo han sido unos 60 anos desde que el cielo furiosamente se tino de rojo y amarillo, arrasando con un viento apocaliptico e imparable todo a su alrededor. Solo algunas paredes guardan el registro de tanta muerte, tantos gritos, tantas familias desaparecidas, tanto dolor.

Sombras oscuras, grabadas en las paredes y escaleras, son las unicas testigas de aquel joven que sentado se estaba comiendo su merienda en el momento justo que la bomba exploto quinientos metros sobre su cabeza. Solo basto ese instante, para que desapareciera, se evaporara, que su unico registro fuera esa sombra, muda, permamente.

Testigos mudos tambien son esos jirones desgarrados de los uniformes de los ninos. Tan calcinados, tan incompletos, tan ensangrentados. O los pedazos de cabello y huesos fusionados por el calor atomico, unidos inseparablemente con trozos de adobe y cristales, como una macabra escultura al horror.

La ciudad que una vez se levantaba orgullosa y tranquila, en un segundo de un seis de agosto, quedo totalmente destruida. Mas de un cuarto de millon de personas no volvieron a ver nunca mas a sus familiares, a su gente querida. Mas de un cuarto de millon de historias. Mas de un cuarto de millon de universos, de amores (o desamores), de ilusiones y fantasias.

Y hoy en dia, solo quedan vividos los recuerdos en los corazones de los sobrevivientes. De aquellos que poco a poco y valientemente han luchado con las cicatrices, las enfermedades y el tiempo. Pero ellos tambien, algun dia desapareceran.

Solo queda la esperanza que su grito, su clamor y su dolor no desaparezca tambien, y su historia quede enterrada en el pasado.

Hiroshima, que dura eres. Y si, como decia la guia Japonesa en su ingles roto, ten por seguro que no te voy a olvidar.

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