domingo, 7 de septiembre de 2008

Bolaven Plateau, Laos (1)

La carretera hacia el plateau empieza bién, pronostica un buen tiempo. A unos 20kms de Pakse está Tad Paxuan, una cascada pintoresca, en forma de cuadro (o cubo), muy bién conservada. Curiosamente había una oficina móvil de la embajada de Tailandia dando visas el mismo día, pero como yo no tenía ni idea, no había sacado fotos ni nada para sacarla... Me hubiera ahorrado un par de días, pero bueno... Que se va a hacer!! En Tad Paxuan hay una aldea de esas animistas y la gente se puede quedar en un homestay ahí. Lo chistoso, es que hay letreros por todas partes que indican que tener sexo sin consentimiento de los ancianos que lideran la aldea, tiene como consecuencia una penalidad avaluada en un búfalo... porque la gente cree que los espíritus que habitan por ahí se molestan cuando extraños e invitados a la aldea se pasan de íntimos. Así que ojo, si van a Tad Paxuam, castidad porque o si no el búfalo se gana la lotería sin comprarla... En esa aldea cercana a la cascada y en el medio de la selva, los mosquitos del tamaño de una pelota de tennis te acribillan permanentemente, lo que hace que te tengás que cubrir de pies a cabeza con repelente de insectos... Que termina uno oliendo a planta química, pero al menos sirve de algo...

De ahí el camino sigue hacia Tad Lo, un pueblito incrustado en las montañas de unas 10 casas. Alrededor está lleno de rios y cascadas, enmarcadas en un paisaje hermoso. Esas noches dormimos en una choza al lado del río, sin luz, sin electricidad, solo escuchando el agua del río pasar y los sonidos alejados de las cascadas, enmudecidos a veces por el viento que sacudía suavecito las hojas. Por la mañanas, no son los gallos los que despiertan a la gente, sino las vacas que muerden las paredes de hojas secas de la choza... no es un material muy duradero al parecer, pero barato si es. Pero la despertada temprano estuvo bién, porque el tema era buscar una cascada en la cima de la montaña. Lo difícil era que llovía a cantaros y la carretera destapada estaba hecha un desastre. La moto no estaba muy contenta que digamos, peleaba contra el pantano, perdía el equilibrio y trataba de seguir adelante... pero eventualmente el arma china de destrucción masiva logró pasar la prueba en una sola pieza.

Y en realidad valió la pena, porque nos esperaba una cascada altísima con una piscina de aguas clarisimas en la cima, perfectas para bañarse uno. El paisaje, incambiable. A lo lejos se veían las aldeas que invadían la planicie. Había un campamento ahí en la cima, que sirve como refugio de la lluvia y del frío, sobre la cascada, viendo como un sol lucha por aparecer aún detrás de las nubes...

Al otro día, le llegaba la hora a Thateng, a 30 kilómetros de carretera destapada y jodidamente peligrosa en moto, subiendo hacia la meseta. Barro por todas partes, con rocas puntiagudas que amenazaban la seguridad de las llantas de dudosa calidad de la moto rentada. Pero al parecer que el panteón de dioses de Laos tuvo compasión conmigo y no pasó absolutamente nada. En el camino habían regadas aquí y allá aldeas, y lo interesante es que muchas casas tenían ataúdes debajo de las casas, ataúdes vacíos, que luego nos explicaron para que servían. En todo caso, la que si necesito ataúd fue una gallina escuálida e inepta que salió de la nada directamente hacia la moto que venía imparable... y claro, aunque traté de esquivarla nada que hacer, le di con el carenaje (que sufrió estragos) y la convertí precipitadamente en la cena de la noche. Lo siento aldeano y gallina... pero fue sin querer queriendo.

Eventualmente el camino mejora y nos lleva a Sekong donde pasamos la noche en un guesthouse que en realidad era un centro de educación para la malaria y el dinero que uno pagaba por la noche se iba con ese fin. Lo cual está bien. De ahi nos metimos a la selva una vez mas para visitar las cascadas de Tad Feak y de Tad Huai Khon, y se empieza a despertar el sentimiento de que estoy entrando en una sobredosis de cascadas... Pero a eso fue que habia venido, asi que cero estrés como de costumbre. El camino estuvo francamente peor que los días anteriores porque estaba destapado como de costumbre, pero era de poquísimo uso por lo que la carretera se la comían por partes los ríos desbordados, alimentados por las lluvias del monsón. Además que por una de esas bifurcaciones imperceptibles me perdí, pero afortunadamente un cazador completamente equipado con su rifle artesanal y unas aves colgándole de la espalda me indicó la ruta correcta... Y estuve de buenas, porque o si no quién sabe donde estaría...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

JAJAJ lo del búfalo como me causo gracia.

Esta es la segunda vez que lo visito y siempre encuentro cosas interesantes que leer.

G. dijo...

@turista panama: no te imaginás lo muerto de risa que quedé... increíble lo diferente que otras culturas pueden llegar a ser!!! muchas gracias de todas maneras por la visita!!!! mucha suerte!