martes, 5 de febrero de 2008

Visitando Huang Shan (1)

Para la mayoría de los chinos, hablar de Huang Shan (黄山) o montaña amarilla los hace evocar magistrales pinturas que maestros han inmortalizado en cientos de cuadros. O también, los poetas y calígrafos que buscando la perfección estética plasmaron sus versos y trazos en papeles y piedras a través de los siglos.

Hay un dicho antiguo en China que dice más o menos "asegúrate de visitar muchas montañas antes de subir a Huang Shan, puesto que una vez que bajes de allí todas las demás montañas te pareceran sosas y aburridas". En un comienzo me reí ingenuamente por la ocurrencia, pero ahora que ya estuve puedo dar fé que esas palabras tienen algo de razón.

De Shanghai salimos en el tren nocturno que nos deja muy cumplidos en Tunxi o Huang Shan Shi a las 8.00am del otro día. Huang Shan queda en la provincia de Anhui (安徽) una de las mas pobres de China. El clima estaba bastante frio, pero afortunadamente no había lluvia... solo cielos "claros" (para los estándares chinos) que dejaban entrever de vez en cuando el sol. La salida del tren, como es de esperar, caótica. Una vez en la calle te abordan decenas de personas tratándote de vender mapas, guantes, zapatos, impermeables, sombrillas, tiquetes de bus, cuartos de hotel... de todo lo imaginable. Pero lo primero que había que hacer era comprar los tiquetes de regreso, puesto que muy seguramente sería lo primero que se agotaría. Luego de preguntar "mai piao zenme zou?" y de la respuesta "al fondo a la derecha" del chino (supongo que eso fue lo que dijo) llega uno a la tiquetera que por cierto estaba en construcción. Con el tiquete en mano, y ya mucho más tranquilo empezó la búsqueda de transporte que nos lleva a Tangkou, que es un pueblito que queda en la base de Huang Shan. Luego de una hora y media en un busesito pequeñito repleto de turistas chinos, a todos nos bajaron en una estación vacía. Era el mediodía exacto, y todos se fueron buscando religiosamente un lugar donde comer. La idea era subir lo antes posible, para poder alcanzar a estar en la cima de Huan Shan antes del atardecer, entonces decidimos buscar la manera de subir.

De Tangkou a la puerta principal de donde partían las verdaderas escaleras hacia la cima eran varias horas a pié... como no había todo ese tiempo, contratamos a un carro particular para que nos llevara hasta donde salen las escaleras y así ahorrarnos un tramo para nada despreciable.

Y en fin que tras mostrar el carnet de estudiante internacional y pagar la mitad del precio de entrada, comienza la subida por las escaleras orientales hacia la mítica cima de Huang Shan. Imágenes de cimas de piedra y granito rasgando el océano de nubes y rocío llegan a la mente. De la cima nos separaban algo así como 9kms juiciosamente escalonados, unas tres o cuatro horas de intensa subida con las paradas para mirar el paisaje y comer algo.

Lo increíble de la subida fueron dos cosas. La primera, el paisaje tan impresionante y caprichoso que se veía, con las montañas de granito elevadas y agresivas siempre haciendonos compañía. Y la otra, la cantidad de cargadores que subían y bajaban continuamente pesadas cargas de provisiones y deshechos sobre sus hombros... Son hombres de la región, que desde pequeños han trabajado en ésto, día tras día, siempre cargando enormes fardos sobre sus hombros, sin importar si es invierno o verano, si llueve o hace un día sofocante... Y yo que me quejaba de una caminata medio larga...

Eventualmente, se llega a la Montaña del Ganso Blanco (白鹅峰) que anuncia el fin de la escalada tortuosa. Una media hora después, ya estábamos en el pueblito del Mar del Norte (憫海) buscando un lugar donde pasar la noche. En últimas, nos quedamos en un hotelito pequeño y barato detrás del Bank of China, que costaba algo así como Y60 por noche. A manera de comparación, los otros hoteles 4 estrellas del lugar que quedaban a menos de 100 metros, costaban 10 veces más el precio pagado allí...

Luego de dejar la mochila en el dormitorio, salimos a buscar los lugares más famosos de la cima de Huang Shan. En particular los parques de "Flor Nacida en un Pincel" y la famosa "Terraza Refrescante", ambos lugares combinan los alucinantes paisajes que mezclan los picos de granito, los pinos con formas caprichosas y las grandes gargantas y depresiones naturales de la roca... Todo un festín para los ojos! La mayoría de lugares de Huang Shan están bautizados con nombres interesantes y pintorescos, que datan de la poestía o tradiciones religiosas antiguas (no es que me los haya inventado yo).

Y fue justo en la "Terraza Refrescante" donde empezó a caer el sol, y tuve el privilegio de ver uno de los atardeceres más espectaculares que la vida me ha regalado, segundo a segundo viendo como el sol más vivo, más rojo, más cobrizo se lo iba tragando en silencio las majestuosas formaciones rocosas de Huang Shan, como lo ha hecho durante miles de años. Solo que hoy, éste día, tuve yo la oportunidad de verlo y sentirme ínfimamente pequeño en comparación de la perfección del cuadro que tenía delante de mis ojos... Gracias...

3 comentarios:

Saṃsāra dijo...

Esas fotos están alucinantes!! ese atardecer conmueve mucho, solo puedo imaginar lo que se debe sentir verlo :) que afortunado! Sigue pasandola bem! espero que ya este todo mejor por alla..

Saṃsāra dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
G. dijo...

lo: si! es uno de las escenas naturales que te juro nunca olvidare... y saber que el sol esta ahi dia tras dia, solo que no miramos hacia arriba con mucha frecuencia...